RODRIGO SANTAMARÍA
Eludir la provocación y la violencia es el objetivo principal de la valla que protege Palacio Nacional, porque la marcha de colectivos feministas que irrumpirá en el centro histórico de la Ciudad de México, contiene algo más que un discurso contra los feminicidios, la violencia de género y la exigencia de aprobar el aborto.
Son tiempos electorales.
Es la lucha eterna por el poder.
En estas dos frases se podría centrar mucho de lo que representa la concentración de mujeres protestando por las calles, muchas de ellas escondiendo extrañamente su identidad.
Lo mismo sucederá en otros Estados de la república, entre ellos Puebla, donde 21 organizaciones feministas -no sé de dónde salieron tantas- tomarán las calles reclamando lo mismo.
Así se conmemorará en el país el Día Internacional de la Mujer.
Los colectivos tendrán libertad de hacer lo que mejor les plazca dentro del orden legal; serán vistas y escuchadas con respeto. Y en cuanto a la valla colocada alrededor de Palacio Nacional que tanto alboroto ha causado, creo que es mejor a plantar granaderos y bomberos que tengan que repeler agresiones físicas, verbales, ataques a un monumento legendario y sofocar incendios como ha ocurrido en otros episodios donde el pretexto es la exigencia de igualdad y respeto a los derechos humanos.
No hay porqué darle espacio a los reventadores de oficio, para después acusar al gobierno de represor y criminal.
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