Por: Sofía Paz
Inconcluso; cuestionado; sin vías de acceso suficientes; a 57 minutos del centro histórico de la Ciudad de México, este lunes se inaugura el Aeropuerto de Santa Lucía, denominado “Felipe Ángeles”, en honor del General que se mantuvo leal al Presidente Francisco Ignacio Madero.
Se giraron 1,400 invitaciones, entre ellas 32 a los Gobernadores.
Se hace justo el día del natalicio del Benemérito de las Américas, Benito Pablo Juárez García, un Presidente de México alto de espíritu y hombría con apenas 1.37 metros de estatura.
Será hasta el año 2050 cuando esté funcionando a su máxima capacidad. Mientras, arranca con 8 vuelos, 2 de ellos que dejan mucho a la imaginación: Villahermosa, Tabasco y Venezuela, terruños de los Presidentes Andrés Manuel López Obrador y Nicolás Maduro, respectivamente.
Las opiniones son encontradas. Obviamente, surgen de los admiradores de la Cuarta Transformación y de sus detractores. Los primeros, elogiando en grado superlativo una de las 4 obras insignes del gobierno federal; los segundos, augurando que será un fracaso porque obedece a un capricho presidencial que costará mucho dinero tirado a la basura y tendrá graves consecuencias políticas.
No faltan los pronósticos de que el Aeropuerto, regalado sin ningún derecho por el gobierno a la Secretaría de la Defensa Nacional, volverá a ser lo que era: Una base militar, con el consiguiente despilfarro del erario y constituyendo un fracaso gigante de la llamada Cuarta Transformación.
Ante las interrogantes, creo que es mejor esperar el resultado.
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