En el pasado, hubo gobiernos en Puebla que simularon las audiencias públicas para aparentar cercanía con la gente, prometiendo atención personal y solución a sus problemas.
Fue vergonzoso saber que las peticiones, muchas de ellas apuntadas por los asistentes o funcionarios del mandatario en turno, tenían como destino el bote de la basura.
Fue un juego cruel con la clase dominada.
Causaba hilaridad entre los dueños del poder.
Hoy, parece que las cosas han cambiado con los martes ciudadanos del Gobernador por MORENA, Miguel Barbosa.
Poblanos de diversos estratos sociales, principalmente los que han sido víctimas de marginación, se aglomeran por miles en Casa Aguayo y en los municipios donde se dan cita servidores públicos de primer nivel, para hacerse escuchar, exponer sus problemas y pedir soluciones. El propio Gobernador pone el ejemplo. Hay respuesta oficial; las solicitudes no paran en el excusado.
Sin dar pie a soluciones mágicas, existe la firme intención de respaldar con acciones concretas.
Jugar con la esperanza del pueblo sería detestable.
La aprobación de las personas que desde la madrugada espera los martes ciudadanos, es palpable, así lo reflejan sus propias declaraciones.