La pregunta que se hará a los ciudadanos que acudan a las urnas el próximo 1 de agosto, es la siguiente: “Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes con apego al marco legal para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posible víctimas”.
Se debe aclarar que no fue formulada por el INE México, sino por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, involucrando a todos los que han formado parte de la burocracia de cobre, plata y oro, del Partido que sea y podría tener relación con personas del sector empresarial que fueron proveedores o contratistas.
Y para que tenga legitimidad la consulta popular se necesita la participación del 40 por ciento de las 93.5 millones de personas registradas en el padrón electoral.
Todo esto ha sido objeto de discusiones, manipulación y malos entendidos, cuando la sensatez en un Estado de respeto a los derechos y libertades, debe proteger la aplicación de la ley que genere justicia, sin el sometimiento a la consulta popular.
El pueblo es sabio, pero se puede equivocar.
La perfección no existe.
La pregunta que se hará a los ciudadanos que acudan a las urnas el próximo 1 de agosto, es la siguiente: “Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes con apego al marco legal para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posible víctimas”.
Se debe aclarar que no fue formulada por el INE México, sino por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, involucrando a todos los que han formado parte de la burocracia de cobre, plata y oro, del Partido que sea y podría tener relación con personas del sector empresarial que fueron proveedores o contratistas.
Y para que tenga legitimidad la consulta popular se necesita la participación del 40 por ciento de las 93.5 millones de personas registradas en el padrón electoral.
Todo esto ha sido objeto de discusiones, manipulación y malos entendidos, cuando la sensatez en un Estado de respeto a los derechos y libertades, debe proteger la aplicación de la ley que genere justicia, sin el sometimiento a la consulta popular.
El pueblo es sabio, pero se puede equivocar.
La perfección no existe.