Inaudito lo que permite la Federación Mexicana de Fútbol.
Si algún equipo debió haber desaparecido o vendido su franquicia es el de Fidel Kuri, los Tiburones Rojos de Veracruz, no Lobos de la BUAP, cuya transacción ilegal en Ciudad Juárez sigue dirimiéndose en tribunales, aunque ya no se hace mucho ruido y hasta el empresario Mario Mendivil duerme como querubín.
Los escualos cumplieron 33 partidos al hilo sin saber lo que es ganar en primera división; su afición se ha ido diluyendo y sale del estadio “Pirata Fuente” echando mentadas de madre; es el único equipo que terminó sin puntos la temporada pasada; siguen los adeudos con jugadores y el Técnico.
Ayer, el “Ojitos” Meza se tapaba la cara cada vez que el Querétaro le metía un gol. Fue un 5-0 demoledor y vergonzoso.
Los Tiburones, no obstante que apenas inició el torneo, tienen un pie en el infierno.