Por: Miguel Ángel García Muñoz
Los números de las encuestadoras nacionales que colocan al gobernador de Puebla, Alejandro Armenta, entre los tres mejores del país, ha enloquecido a sus maledicentes que tienen la consigna de cazarlo en el mínimo error o de inventarle cuentos chinos que lo desacrediten.
La intención de no dejarlo gobernar fracasará.
Su aceptación entre los poblanos y la percepción de que está realizando un buen gobierno, lejos de caprichos, alcanzando casi el 70% de aprobación, los desarma, pero su terquedad no tiene límites. No les gustó la resolución de la deuda del Museo Barroco; que la concesión a Aguas de Puebla no es bien vista y muchos menos los abusos de la empresa.
Tampoco les parece que las faenas comunitarias estén teniendo éxito, igual que el “Bachetón”; que el Cablebús se hará realidad como un medio de transporte seguro; que el Metrobús se esté regularizando en su operación dentro de la legalidad; el éxito en el combate a la delincuencia a través de estrategia definida, labores de inteligencia y la coordinación entre la fiscalía, la Guardia Nacional, la SEDENA y la policía estatal y municipal; no aceptan la desaparición del moche y la “milpa”.
La Ley de Ciberseguridad que respeta la libertad de expresión y los derechos humanos los tiene al borde de la locura.
Su golpeteo incesante es una estrategia muy quemada dirigida al intercambio por un suculento convenio publicitario, que creen es una obligación del gobierno otorgarlo.
La cercanía de Armenta con la presidenta Claudia Sheinbaum les corroe las entrañas, sin comprender que no es gratuita; es el resultado de un buen trabajo y de resultados que fortalecen la cuarta transformación.
Y todavía les falta ver las investigaciones a la “Estrella de Puebla”; el puente elevado de la carretera México-Puebla, a la altura de la Volkswagen; el desvalijamiento de los museos y la catedral para llenar el MIB; las empresas La Peninsular, HIGA, HERMES e Interacciones, pertenecientes a familias influyentes que fueron beneficiadas con concesiones por 30 años; la remodelación del estadio Cuauhtémoc con una inversión exagerada de 713 millones de pesos y con saldo de dos muertos; ¿qué sucedió con el Impuesto Sobre Nómina?; los 1,300 millones invertidos en el Centro Integral de Servicios (CIS); 200 millones en la remodelación del auditorio Siglo XXI, ahora llamado Metropolitano; 1,200 millones en el Metrobús; 400 millones en los defectuosos puentes atirantados; 66 millones en la remodelación de Casa Puebla; 800 millones en el tren Puebla-Cholula, que resultó una burla; 70 millones para las inservibles ciclovías; 200 millones que se elevaron a 500 en el bodrio llamado teleférico; 1,700 millones para la autopista Cuapiaxtla-Cuacnopalan; las clínicas CESA que terminaron en cascarones; el desabasto de medicinas y la compra fraudulenta de las mismas que nunca llegaron; la privatización anticonstitucional del agua potable, cuando el SOAPAP era administrado por la señora Gabriela Rosas; la inversión ilegal en el banco Accendo y lo que falta por desempolvar.
Si bien ya no están Rafael Moreno Valle Rosas ni Luis Miguel Barbosa, hay muchos involucrados en desvíos y componendas que firmaron y manejaron presupuestos multimillonarios.
No han vendettas, solo justicia.
POSDATA: Las obras a través de las APP y los PPS endeudaron a Puebla por los próximos 5 gobiernos. Y no es que sean malos los esquemas, es el abuso en el desvío escandaloso de recursos.
POSDATA 2: Lamentable el accidente que tuvo el compañero periodista Fredy Aco. Mi solidaridad permanente.

NO DEJARLO GOBERNAR, FRACASARÁ

Leave a comment Leave a comment