El Magistrado David Paz Moreno, corrió a buscar a su tío, protector y maestro en Derecho Constitucional, Guillermo Pacheco Pulido, para acusar a quien esto escribe y a mis fuentes informativas, que según él conoce, por “calumniarlo” de que es una de las fichas de corrupción que manchan el Poder Judicial de Puebla, cuando en realidad es un alma limpia y pura como las mazmorras de lo que fuera el Palacio Negro de Lecumberri.
No es un secreto que Paz Moreno es yerno del periodista de vergonzoso historial, Gerardo Pérez García, pero lo que no le gustó es que se sepa que él le filtra información que afecta a sus enemigos y beneficia a sus cómplices.
¿Por qué ir con Pacheco Pulido?
No me puede reclamar nada el ex Gobernador de Puebla, aunque sí malinformar por su alta ascendencia en la llamada Cuarta Transformación, a la que nunca ha pertenecido, pero a la que ha servido para después cobrarse los favores. Sirva de ejemplo que nunca ha sido requerido para explicar en que gastó 91 mil millones de pesos del presupuesto del Estado, siendo Gobernador interino en 2019, desfalcando las finanzas públicas y asegurando que invirtió el dinero en 26 obras que nadie conoce.
Extrañamente tampoco ha sido citado a declarar por el caso Mario Marín- Lydia Cacho, pleito iniciado en 2005 cuando era Presidente del Tribunal Superior de Justicia.
¿Hay amigos en la política?
Yo, digo que sí, el problema es encontrarlos.
Creí que Pacheco era uno de ellos o por lo menos un tipo agradecido al que apoyé en su momento. A mi papá, Ángel García López, le debe su carrera política. La historia la contaré nuevamente; quizá ya la olvidó el priista renegado o simplemente no la quiere reconocer por soberbio y porque siempre pensó que debió ser Gobernador en lugar de Manuel Bartlett Díaz o Melquiades Morales Flores o Mario Marín Torres. “Siempre fui mejor que ellos”, decía. No lo demostró.
CORRÍA 1986, estaba en la recta final de su campaña Mariano Piña Olaya, luego de haber sido elegido candidato al Gobierno del Estado por su amigo Miguel de la Madrid Hurtado, a quien había colocado la banda presidencial en 1982. Estaba listo para la elección y ganar Casa Puebla el 30 de noviembre de ese año, solamente faltaba definir quién iría por la Presidencia Municipal de la capital.
A inicios de 1987 sería la toma de posesión.
Mariano, acudió en varias ocasiones a las oficinas del periódico ABC siendo candidato. Fue recibido por su Director Ángel García López, periodista de amplia trayectoria que había sido Jefe de Redacción de La Voz de Puebla, Director de El Sol de Puebla, Jefe de Prensa del Alcalde Victoriano Álvarez García, además de representante de México en misiones diplomáticas encargadas por el Presidente Luis Echeverría Álvarez, fungiendo como puente el Canciller Emilio O. Rabasa Mishkin.
El oriundo de Champusco, de quien se decía había nacido realmente en Guerrero, platicó varias veces con Ángel García, lo supieron Jaime Alcántara Silva y Germán Sierra Sánchez, dos políticos poblanos que mantuvieron una relación ríspida por la coordinación de la campaña, siendo el primero el que siempre había estado cerca de Mariano, probando también, tiempo después, las mieles de la traición.
En una gira por Teziutlán de dos días, Mariano regresó al Mesón del Ángel y mandó a traer a mi padre a las 9.30 de la mañana. Para entonces, Ángel García López ya había sido nombrado asesor por el propio candidato. Yo, ahí estaba, me conocía bien el candidato; Mariano Piña Quevedo, uno de los hijos de su primer matrimonio, iba con él.
Nos invitó a subir a su camioneta Country café de importación con cubiertas laterales de madera. “Vamos, Ángel, a una visita domiciliaria a la casa de Miguel Quirós Pérez; que se suban Mariano y Miguel Ángel”. Así se hizo; había urgencia de cambiar impresiones, porque esa mañana El Heraldo de México en Puebla había destapado a Marco Antonio Rojas Flores como el candidato del PRI a la Presidencia Municipal. Un día después se haría oficial.
A Mariano le gustaba manejar; mi papá iba de copiloto; atrás, Mariano junior y yo apenas intercambiábamos palabras, pues los jefes iban hablando sobre el destape de Marco Antonio Rojas. Cuando el candidato pidió al periodista y asesor su opinión, éste le dijo: “No debe ser Marco Antonio. Me imagino que autorizaste su destape, por eso la nota que firma el reportero Andrés Herrera Ruiz en El Heraldo”. Mariano, respondió: “Por qué no debe ser, dame las razones”. Ángel, contestó: “Pacheco, es un hombre que ha hecho una carrera política larga, la gente lo conoce, lo quiere, lo acepta; negarle el paso provocará el descontento popular, se pondrá en riesgo la elección a pesar de la fuerza del PRI y tú cargarás con un cadáver político”.
Para ese entonces, el candidato ya había detenido la camioneta, la gente veía la escena sin comprender; los vidrios se mantenían arriba y dentro el aire acondicionado refrescaba el ambiente. Mariano junior y yo ni ruido hacíamos; el tono de las voces de ambos era acalorado, hasta que se escuchó un manotazo en el tablero del vehículo: “procede como creas conveniente, tú eres el de la experiencia”.
“Mañana, el diario ABC, publicará la información de que es Pacheco”, terminaría diciendo García López; al mismo tiempo, un Mariano alterado abría la puerta para bajar, atrás su hijo. Yo y mi papá salíamos disparados a la redacción a preparar la edición del día siguiente.
“¡Es Pacheco Pulido!”, fue el encabezado.
A mediodía, en las instalaciones del PRI de la 5 poniente, el líder cetemista Blas Chumacero Sánchez, proclamaba candidato a la Presidencia Municipal de Puebla a Guillermo Pacheco Pulido, después de una “ardua auscultación” de los tres sectores.
Lo que vino después en las dos administraciones y la relación personal de Mariano y Guillermo es otra historia.
Nunca, Pacheco Pulido, agradeció ni reconoció lo que escribo nuevamente. Siempre pensó que era un gigante de la política, como grande era o es su estatura física que ha mermado el paso del tiempo. Por esta misma razón imaginó que llegarían del PRI a ofrecerle el Gobierno de Puebla, lo que nunca sucedió, hasta que los caprichos de la vida le hicieron el favor de convertirlo en interino, para desgracia del Estado y beneplácito de los morenovallistas que jaló para fortalecerse, terminando de enriquecerse descaradamente.
Malagradecido ya lo era, sólo tuvo que demostrarlo sin pudor.
POSDATA: Días antes del encuentro de Mariano Piña Olaya con Ángel García López, el Delegado del CEN del PRI, el veracruzano Mario Vargas Saldaña, había platicado en su oficina con el periodista, mientras sorbía café expreso y fumaba Raleigh que compraba por paquete. Yo, como siempre, escuchando y aprendiendo. “Mira, Ángel, Mariano está empecinado en que sea Marco Antonio. No sé quien chingao le ha metido esa idea en la cabeza; tú eres el único que lo puede hacer cambiar de opinión”.
¡Así fue!
POSDATA 2: Siempre recibió Pacheco Pulido el apoyo del periódico ABC y de su directriz. Muerto mi papá el 2 de julio de 2004, un servidor continuó impulsando proyectos del priista a petición del mismo, lo que también olvidó.
POSDATA 3: Jaime Alcántara Silva, probó las mieles de los malagradecidos; sigue vigente en la vida política; es un hombre de probada sensatez, congruencia y amplios conocimientos políticos.
POSDATA 4: Lo que he contado se puede corroborar, porque algunos de los protagonistas están vivos. Puedo incluir a Alberto Jiménez Arroyo, ex funcionario de Piña Olaya, testigo y actor de algunas infamias y aunque obedeció órdenes de Mariano y su papá Alberto Jiménez Morales, no justifican su proceder.
POSDATA 5: Yo, vi y oí, nunca podrían desmentirme.
POSDATA 6: El sucio periodista Gerardo Pérez García, su yerno David Paz Moreno y Guillermo Pacheco Pulido, gustan revolcarse en el mismo chiquero.
POSDATA 7.- Germán Sierra Sánchez, vino a menos. No comulgaba con Rafael Moreno Valle Rosas, pero le tenía miedo y le servía cuando era requerido. Quizá la amargura le corroe las entrañas, porque con todo y que presumió siempre de ser protegido de Luis Echeverría Álvarez, nunca pudo ser Presidente Municipal ni Gobernador de Puebla, culpando por los siglos de los siglos a Manuel Bartlett Díaz y Melquiades Morales Flores.
Hoy, se suma al que sea del Partido que sea, ofreciendo su experiencia y grandes éxitos dentro de la política.