De acuerdo al conteo rápido de 1,830 casillas como muestra llevado a cabo por el INE, se confirma lo que ya se esperaba: Triunfo contundente de Andrés Manuel López Obrador, con una votación de entre el 15 y 17 por ciento del padrón que cuenta con alrededor de 94 millones de personas con credencial de elector y derecho a votar.
Fue competidor único en un ejercicio democrático inscrito en la Constitución que no pidieron los ciudadanos, como lo exige la misma Carta Magna, sino promocionado ilegalmente por el propio Jefe del Ejecutivo, su Partido MORENA y sus simpatizantes.
Se estima que el Presidente alcanzó entre el 90.3 y el 91.7 por ciento de los votos, contra el 6.4 y el 7.8 por ciento que quería la Revocación; votos nulos entre el 1.6 y el 2.1 por ciento.
La abstención llega al 78 por ciento del padrón.
Si Andrés Manuel López Obrador ganó en 2018 con 31 millones de votos, ahora apenas alcanzó el 50 por ciento que le dio la Presidencia, lo que representa en realidad su voto duro con miras a 2024.
Si bien la jornada fue sin violencia y en paz, fue manchada por el acarreo de gente, pago por voto, relleno de urnas especiales, dádivas, votos de muertos, amenazas a burócratas que no votaran, largas filas de personas peladas a casquete corto y gente de la tercera edad que cree que el Presidente les da para comer, cuando el dinero que reciben es de los impuestos ciudadanos.
La descalificación el INE seguirá, a pesar del buen trabajo de los Consejeros y de que el auténtico boicot inició en la Cámara de Diputados y terminó en la Secretaría de Hacienda, negándole los recursos para la organización de la Revocación de Mandato, originando la instalación de apenas 57,300 casillas de 161 mil que ordenaba la Constitución.
Seguramente se insistirá en la Reforma Electoral que desaparezca al INE o lo convierta en otro ente dependiente del gobierno federal, en un acto de regresión al centralismo y autoritarismo que nadie quiere, con excepción del poder político.
México, sigue dividido como nunca en su historia, entre los que son amigos de López Obrador y sus adversarios. Así lo ha expuesto él mismo y se acentúa. Es el Presidente de 15 millones de personas que votaron a su favor, los demás son sus enemigos.
Su promesa de campaña fue que sería el Presidente de todos.
La nación está conformada, de acuerdo a la llamada Cuarta Transformación, por los buenos que están con el Presidente y los malos que no lo están concentrados en el conservadurismo. Es el dicho de todos los días desde que asumió la Presidencia de la República el de Macuspana.
Poco más de 11 millones firmaron solicitando la Ratificación de Mandato, que no Revocación. Si López Obrador logró 15 millones de votos, se rebasó la expectativa morenista. ¿Es bueno o malo?
Todo depende de la óptica con que se mire.
Si el proceso de este 10 de abril fue un éxito con los recursos con que contaba el INE, descalificarlo es un despropósito, pero no extrañará cuando la concentración de poder es la prioridad en el nuevo régimen que se pretende instaurar.
Que cada quien saque sus conclusiones.
La historia se había escrito con mucha anticipación.
¿Perversidad o legitimidad?
Usted juzgue.
POSDATA: Inicia en esta semana la discusión legislativa por la Reforma Eléctrica. Veremos la respuesta de la oposición y la fuerza de persuasión del Presidente y sus aliados.
POSDATA 2.- ¿Existe la tentación de la reelección?
Hay formas de conseguirlo como en Nicaragua, Bolivia y Venezuela, sin necesidad de crear una nueva Constitución; bastaría un recurso legal alegando la afectación a los derechos humanos y políticos de reelegirse.
Sólo es una interrogante que surge, nada más.
POSDATA 3.- ¿Claudia Sheinbaum Pardo, cumplió con los 4 millones de votos que ofreció en la Ciudad de México o apenas logró 1 millón? En una ciudad de 23 millones de personas, sería un rotundo fracaso.