He criticado acremente al nuevo Presidente del PRI poblano, Néstor Camarillo, por su llegada no del todo convincente, pero sí contando con la bendición de Alejandro “Alito” Moreno y con el respaldo de algunos liderazgos locales de peso. En descargo, debo aceptar que no es ningún improvisado ni arribista; tiene una militancia respetable y que hizo bien las cosas como Presidente Municipal de Quecholac.
Menciono lo anterior por la rebelión de unos inconformes que no lo aceptan, dando la impresión, con su actitud, que se creían con todos los derechos de hacer y deshacer del añejo Partido que pasa por uno de los momentos más difíciles de su existencia.
Contrario a lo que pensaban algunos, no impactó en lo más mínimo la renuncia de Germán Sierra Sánchez, Adela Cerezo Bautista y Juan Manuel Vega Rayet. Fue patética la forma en que lo hicieron.
Al Médico Veterinario sólo le queda presumir las glorias pasadas de su abuelo el General Rodolfo Sánchez Taboada.
Conocí a Germán en 1987, siendo, él, Coordinador de la campaña de Mariano Piña Olaya, siempre en pugna con otro Coordinador, Jaime Alcántara Silva. Creo que nunca se terminaron las diferencias y ya, desde ese momento, Sierra era perfilado como el futuro sucesor en el Gobierno de Puebla. Creo, para no ir más a fondo, que ahí empezó lo que se considera la maldición del nieto del General, porque no sólo perdió la Presidencia Municipal ante el panista Gabriel Hinojosa Rivera, culpando de su desgracia a Manuel Bartlett Díaz y a la cúpula priista, sino que en 2004 nunca le llegó la señal de Melquiades Morales Flores, escapándosele la candidatura priista que cayó en manos de Mario Marín Torres.
Jamás más volvió a ser el mismo.
Sus odios crecieron.
No pudo comprender que Sánchez Taboada fue uno y que Sierra Sánchez era otro. El primero, brillante, con un destino trágico; el segundo, medio brillante, con la maldición a cuestas.
La última vez que tuve conversación con él, fue para reclamarme unas declaraciones que hizo contra el Gobernador Rafael Moreno Valle, siendo Delegado de la CONAGUA. Negó haber dicho lo que dijo, porque sabía que le podría acarrear conflictos con otro nieto de otro General. Preferí no volver hacer caso de sus declaraciones, hasta que me enteré que lo removieron de su cargo.
Germán, también le entró a Coordinar la campaña de Enrique Doger Guerrero con miras a la elección 2018, pero creo que le dio flojera, porque terminó por hacer que no veía ni escuchaba nada. Nunca quiso el éxito del ex Rector de la BUAP, a quien terminó acusando de segregarlo, cuando en realidad, Sierra, ha cargado con el estigma de ser un hombre clasista con tintes racistas y que desconoce lo que sea cuando así le conviene.
Nada alivió su amargura política.
No le sirvió haber sido Diputado federal, local, Senador y presuntuoso ferviente de ser protegido de Luis Echeverría Álvarez, de quien tuvo que olvidarse premeditadamente cuando supo que era perseguido por genocidio
Lo raro es que Adela Cerezo Bautista se haya unido al grupito que puso su renuncia, siendo una de las que acusa que el PRI poblano es manejado por Javier Casique Zárate y el Gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat. No deja de despotricar contra Enrique Doger Guerrero, en el mismo tono grotesco que Sierra.
¿Cómo ese vocabulario de la llamada Maestra Cerezo?
No lo puedo creer.
Aparte de aprender malas mañas, cultivó un lenguaje florido, digno de carretonero.
Nunca imagine que Adela, a quien también conocí en 1987 en La Promotora de Puebla, se convertiría al paso del tiempo en amiga de Germán Sierra y comieran del mismo plato de los renegados priistas. No concibo que si ella es hechura de Jaime Alcántara Silva, enemigo eterno de Germán, ahora sean aliados.
Entiendo que Adela supo aprovechar su amistad con Alcántara, permitiéndole que se le abriera la puerta con Beatriz Paredes Rangel, a la postre, su protectora que le brindó una amistad cercanísima y calurosa, logrando ser enviada como Delegada Especial del CEN del PRI a Chihuahua, donde tuvo nexos con el Gobernador César Duarte, otra de las joyitas de corrupción.
Dicen, los que saben, que Cerezo Bautista recibió suculentas canonjías económicas del mandatario a cambio de dejarlo hacer lo que le viniera en gana con el PRI. Ambos servían para la misma causa y los mismos intereses. Ya se ve el lugar de Duarte, entre las rejas de prisión.
Adela, que construyó lo que tiene a costillas del Partido, ya se fue, quizá pensando que si le guiña el ojo a MORENA la dejen entrar o de a perdido alcanzar un lugar en el PAN.
Pregunto: ¿Por qué defiende al “Grupo Renovación” y pide pruebas de que sus integrantes cobraban en alguna nómina interna priista, de lo contrario podría denunciar?
¿Ella es parte de “Renovación”?
¿O quién la envía a reclamar?
¿Y si esa nómina existe?
De Juan Manuel Vega Rayet, ex dirigente del CDE del PRI y ex Delegado de la SEDESOL, no extraña. Ya lo había adelantado.
En la misma medida que detesta al Gobernador Miguel Barbosa Huerta, desprecia al líder Néstor Camarillo, Javier Cacique, Enrique Doger, Alejandro Murat y, por supuesto, al Presidente del CEN, Alejandro Moreno.
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FALSA FUE LA información, para variar, que manejó un medio de comunicación, asegurando que Enrique Doger Guerrero renunciaría al PRI.
Tampoco se irá Juan Carlos Lastiri, afirman los enterados.
Y mire usted, creo que tampoco Lorenzo Rivera, padre e hijo.
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