MIGUEL ÁNGEL GARCÍA MUÑOZ
Dos buenos amigos ya instalados en su nube glorificante.
Están mejor que yo en este momento, sin duda.
Seré escueto; sin ahondar. No es mi intención interrumpir la escalada de los cielos, una etapa de transición difícil de comprender, parte misma de los misterios de la vida.
Abrir las alas y levantar el vuelo, lo imagino, pero no lo puedo descifrar hasta no ser requerido en esa metamorfosis ineludible
Con cualidades y defectos, como todos. Me quedo con sus buenas acciones, muchas; su profesionalismo, sus atenciones y el deseo de bienestar a su familia por siempre, llevando el recuerdo de ellos imperecedero.
A Miguel Ángel Ponce de León, lo conocí cuando tenía yo 17 años e ingresaba como reportero de El Heraldo de México en Puebla, después de haber iniciado en El Sol de Puebla y La Voz, pasando por Novedades. Mi tocayo, para entonces ya recorría la legua en Comunicación Social del Gobierno del Estado, donde vio desfilar a los Gobernadores Gonzalo Bautista, Guillermo Morales Blumenkron, Alfredo Toxqui, Guillermo Jiménez Morales, Mariano Piña Olaya, Manuel Bartlett, Mequiades Morales, Mario Marín y Rafael Moreno Valle Rosas.
Siempre en la brega, conocedor del trabajo en redacciones, serio y profesional, Miguel Ángel dejó escuela, muchos amigos a pesar de su carácter reservado y serio. Sus conocimientos y dones para escribir y manejar dla información, lo hizo ser requerido para estar cerca en todos los eventos de mandatarios, especialmente de Moreno Valle; sin embargo, algo raro sucedió, porque fue notificado que tenía que dejar su lugar, sin mediar explicación. Eso, desde mi punto de vista, fue un golpe fuerte a su dignidad y gran capacidad periodística.
Fue una de tantas injusticias del morenovallismo que le golpeó duro y lo deprimió, acelerando el paso a un sueño profundo.
Pude hablar con Miguel Ángel Ponce en varias ocasiones, ya estando fuera del Gobierno y siempre le enfaticé mi amistad y siempre le recalqué: Rafael Moreno Valle Rosas, destrozó carreras, espíritus y talentos.
Reconocimiento a mi tocayo, como siempre nos dijimos, sin más, porque su carácter así lo habría exigido.
En cambio, el karma ha sido implacable verdugo del ex Gobernador, arrastrando injustamente a su esposa Martha Erika.
AL MAESTRO Víctor tuve oportunidad de conocerlo en su trato serio, sencillo y amigable. Bonachón a veces para distender su relación con estudiantes del Instituto Nuevo México de San Pedro Cholula, no le hizo desatender la disciplina y deseos de superación del alumnado y académicos.
Mis hijos formaron parte de dos generaciones en la institución y nunca recibí una queja de maltrato, por el contrario, siempre comentarios que alentaron la relación de respeto y consideración.
Entusiasta en la promoción de la cultura y el deporte, logró destacar con los jóvenes en competencias escolares, siempre apoyado por el grupo de Maestros que han sido leales a pesar de cualquier adversidad.
Hombre joven, el Maestro Víctor López Carmona, escuchó una voz que le pidió dormir y lo hizo sin demora, aunque fuera incomprensible. El regazo divino lo acurrucó.
Mañana martes recibirá un homenaje en las canchas deportivas de la escuela. Ahí estarán Profesores, estudiantes y exalumnos.
Miguel Ángel Ponce y Víctor López, mis amigos, reitero, están mejor que yo.