No tengo duda de que Alejandro Armenta está actuando de buena fe; abriendo la puerta a la conciliación; proponiendo la unidad en Morena; dialogando la negociación política; tendiendo la mano a la integración de todos los grupos, de donde vengan, al armentismo.
Como tampoco dudo que no es ingenuo, sino dueño de una gran capacidad analítica, estratégica y conocimiento político.
“Nadie gana solo”, ha dicho, en una aceptación contundente de la realidad.
Pero, la incertidumbre surge con aquellos que han sido sus recalcitrantes detractores desde hace algunos lustros, no de apenas.
Por eso los rostros de los armentistas legítimos se contrajeron cuando escucharon que Fernando Manzanilla Prieto era designado consejero político de Alejandro Armenta. Nadie olvida que, el morenovallista y nachista, arremetió con todo para que la coordinación estatal de la defensa de la cuarta transformación la perdiera el senador.
No solamente eso, Manzanilla odiaba a Armenta, porque sabía que de esa forma complacía los apetitos de su cuñado y cómplice Rafael Moreno Valle Rosas y, en la actualidad, de Ignacio Mier Velazco.
Por eso, Fernando, estará en el ojo del escrutinio, al igual que otros políticos que ya marchan en las legiones armentistas. Toca a él y a los grupos que se han integrado, demostrar que jugarán derecho, aprovechando la oportunidad del beneficio de la duda a la hombría, a la práctica de los principios y valores que visten a la decencia.
UN POCO DE HISTORIA
Entro en una breve reflexión que constituye una lección histórica dejada por Francisco Ignacio Madero. Los tiempos coinciden con la Decena Trágica (del 9 al 19 de febrero de 1913), que culminó con su asesinato el día 22 del mismo mes y año, junto a José María Pino Suárez.
El coahuilense, considerado mártir y prócer de la revolución, fue el líder de la insurrección que terminó con la dictadura de 30 años de Porfirio Díaz, exiliándolo a Francia. Sin embargo, cometió errores terribles que terminaron en poco tiempo con su etapa de máxima figura de la política en México.
Aceptó los tratados de Ciudad Juárez firmados por él y el gobierno de Díaz, desarmando a las fuerzas revolucionarias, no así al ejército federal que entregó a Victoriano Huerta, Manuel Mondragón, Aureliano Blanquet, Bernardo Reyes y Félix Díaz, haciendo a un lado a su gente de confianza y desoyendo sus consejos.
Gustavo Madero, los generales Felipe Ángeles y Lauro Villar, fueron relegados, entregándose en brazos de sus enemigos.
Se peleó con Francisco Villa y Emiliano Zapata, permitiendo que el ejército los persiguiera.
Tuvo la oportunidad de acabar con Victoriano Huerta y lo dejó ir, desatendiendo las palabras de su hermano Gustavo Madero. Por el contrario, hizo del Chacal el comandante de las fuerzas armadas y, finalmente, él lo mandó a matar en la parte trasera de la cárcel de Lecumberri, tras engañarlo de que lo dejaría salir del país si firmaba su renuncia.
Antes de morir, Madero le diría al diputado Federico González Garza: “Como político he cometido dos graves errores que causaron mi caída, intentar contentar a todos y no confiar en mis verdaderos amigos”.
POSDATA: Corría el inicio de 2016. Me reuní por tercera vez con Fernando Manzanilla Prieto en el hotel presidente intercontinental, bunker preferido de Rafael Moreno Valle Rosas.
Yo, era director de El Heraldo de Puebla y de México; además, columnista nacional del periódico UnomásUno.
Me recalcó el alejamiento de su cuñado para siempre; concretamos algunos acuerdos de trabajo, entre ellos uno más elevado, el de cultivar la amistad. Una llamada telefónica le urgió a retirarse. Después, me enteraría que se oficializaba su encargo de coordinador de la campaña de Antonio Gali Fayad rumbo a la gubernatura.
Pensé: el nombramiento solo puede ser autorizado por Rafael Moreno Valle Rosas, de tal forma que la supuesta confrontación no existe.
Le envié mensaje, recordándole los acuerdos de trabajo y me contestó: “Miguel, quedan pendientes”. Oye, –le dije- y el acuerdo de amistad… “también queda pendiente”, fue su respuesta indignante.
directorabcd_reflexiones@yahoo.com.mx