Las pequeñas y medianas empresas (o PYMES) tienen un gran potencial en Latinoamérica: según el Banco Mundial y otras estadísticas por región, más del 90% de las compañías en América Latina son pequeñas o medianas empresas, responsables de más del 50% del empleo en la región y de un cuarto de su PIB.
No obstante, debido a sus procesos y muchas veces a su documentación, las instituciones financieras consideran solventes sólo al 50%, lo cual hace que la gestión administrativa y las herramientas financieras disponibles para PYMES en Latinoamérica sean escasas o poco compatibles con sus necesidades.
Tan sólo en México, más del 90% de las microempresas no cuentan con acceso a financiamiento, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Sin embargo, el escenario es optimista: las instituciones financieras y los gobiernos locales están trabajando para convertir estas cifras y ofrecer opciones de financiamiento que se ajusten a las necesidades y el perfil de cada pequeña y mediana empresa.
La Encuesta Nacional sobre Productividad y Competitividad de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (ENAPROCE) señala que entre el 30 y 60% de los emprendedores mexicanos conocen programas de apoyo del Gobierno Federal como La red de apoyo al emprendedor, el programa Crezcamos juntos y otros como los del Instituto Nacional del Emprendedor.
Y es que adquirir préstamos ya sea para su lanzamiento o para sostenerse, es primordial para las PYMES. Frente a este escenario, los emprendedores encaran preguntas como: ¿a quién debo pedir un préstamo?, ¿cómo sé si cuento con los criterios para pedir un crédito?, ¿cuánto tendré que pagar de intereses?, ¿cuál es el mejor momento para solicitar un préstamo?, entre otras.
Lo primero que hay que tomar en cuenta es que los créditos para PYMES están diseñados para solventar los gastos que éstas puedan tener de acuerdo con las necesidades que surjan. Estos son principalmente de dos naturalezas: crédito a largo plazo (por más de 6 meses) o crédito a corto plazo.
Desde la opinión de Expediente Azul, plataforma tecnológica especializada en digitalizar el proceso de integración de expedientes para empresas que otorgan financiamiento, las entidades a las cuáles acudir para solicitar un préstamo son: banco, financiera o un inversionista. El aspecto más importante que considerar al momento de elegir entre estas tres es la etapa de negocio de la PYME:
Banco: Es la mejor opción si no tienes prisa y buscas privilegiar el costo del dinero.
Financiera: Es ideal cuando existe urgencia de capital, y es más flexible si eres una empresa de reciente creación, si tus finanzas no son del todo saludables o si hay algún problema (nada grave) con el buró de crédito. Las financieras privadas son excelentes también para quienes requieren un análisis más profundo para la aprobación de un financiamiento entendiendo que el banco normalmente observa de manera muy fría y paramétrica cada caso.
Inversionista: Esta inyección de capital realizada por un particulara cambio de una participación accionaria, es opción cuando estás arrancando y validando idea, también si necesitas financiamiento acompañado de relaciones, experiencia en la industria o infraestructura. Existen inversionistas individuales o fondos de inversión especializados en diferentes etapas de madurez de cada proyecto empresarial.
Los criterios, a grandes rasgos, que deben tomar en cuenta las PYMES para pedir un préstamo son la capacidad de pago (esto significa presentar comprobantes de ingresos), puntaje en el Buró de Crédito (si pagas a tiempo y eres un buen cliente, las empresas que otorgan créditos seguramente te prestarán dinero), salud legal/fiscal y punto de equilibrio (esquema de la organización donde se pueda apreciar proyección de ventas, manejo de deudas y flujo de caja).
De acuerdo con Expediente Azul, las entidades financieras solicitan aproximadamente 14 requisitos para brindar un crédito a persona física, y 40 si es algún financiamiento empresarial, además de estados financieros, rendimiento y facturación de mínimo 6 meses. Es en este punto donde el 40% de los negocios no logran concretar el préstamo.
Por este motivo, es de vital importancia que las entidades financieras busquen soluciones digitales que les ayuden a agilizar sus procesos de otorgación de crédito, automatizando la conexión con Buró de Crédito y legal, firmas digitales y electrónicas, así como la validación de identidad y análisis de riesgo, con el objetivo de reducir los errores en los documentos enviados por parte del cliente, y evitar los reprocesos y costos extras a quien está otorgando el crédito.
Si las PYMES toman en consideración estos puntos clave al momento de solicitar un préstamo, y las entidades financieras comienzan a integrar nuevas tecnologías para reducir la burocracia en sus procesos de aplicación, cada vez será más fácil, práctico y seguro adquirir financiamiento para crear o sostener su empresa.