Con las recientes renuncias, desbandadas y salidas de militantes, coordinadores y legisladores registradas en el PRI poblano, se repite la historia y se parece a la desfondada que sufrió el PRD en tiempos del extinto Rafael Moreno Valle cuando del sol azteca solo quedó el membrete y su edificio, porque la esencia del partido desapareció.
Primeramente, la renuncia de la diputada Silvia Tanús a la bancada del ex partidazo la semana pasada fue el preámbulo, fue la señal de lo que venía: la destrucción controlada de lo poco que quedaba del PRI camotero.
Luego vino la renuncia en bloque de los cinco diputados restantes del tricolor y este fue el último clavo al ataúd del PRI en el Poder Legislativo. Este lunes se concretó la salida de Charbel Jorge Estefan Chidiac y junto a él también lo hicieron Laura Zapata, Enrique Rivera, Norma Reyes y Adolfo Alatriste. De ese listado el nombre de mayor peso y que deja hueco en el PRI es el de Jorge Estefan, sin duda el más avezado y experimentado legislador local y federal que haya tenido el partido en los últimos 15 años.
El argumento de su salida es que “el PRI se convirtió en una burocracia, sin arraigo ni principios, que ha venido desterrando poco a poco a sus militantes y donde prevalecen los intereses de grupo y no la representación social”, afirmó el propio Jorge Estefan.
Y para darle forma a la decisión de su salida apuntó a las negociaciones que hizo el líder nacional Alejandro “Alito” Moreno con el PAN para hacerse comparsa en la negociación de candidaturas y posiciones plurinominales para el grupo selecto del campechano, y en cambio no hubo ningún beneficio para el priismo.
Y es que, tras la revelación del listado, evidentemente no hay candidaturas importantes o de peso para los priistas. Todo se lo llevó el PAN pues se quedaron con la nominación presidencial, la estatal y la municipal en Puebla capital. Y si se descuidaron los tricolores, no les va a tocar ni candidaturas en las juntas auxiliares.
A todo esto hubiera sido mejor si Marko Cortés revelara el acuerdo signado para Puebla. Un acuerdo como el de Coahuila en donde se habían repartido notarías, secretarías, puestos en el Poder Judicial y hasta oficinas recaudadoras. Si eso hubiera pasado en Puebla, al menos eso hubiera animado a los legisladores a no rendirse. Las circunstancias llevaron a los ex legisladores priistas a irse para integrar un grupo de “Diputados Plurales” al que intentarán sumar a Silvia Tanús para reconstruirse y hasta integrarse a otro proyecto como el que encabeza Alejandro Armenta.
Pero el más perjudicado con la desbandada de los perfiles no es el PRI y menos el solitario Néstor Camarillo quien ya aseguró su hueso en el Senado. El verdadero lesionado se llama Eduardo Rivera y por efecto Mario Riestra. Lo negativo que sucede en el PRI le pegará a los abanderados del PRIAN que desde ahora se van quedando sin estructura, sin operadores, sin el peso de la marca que significó alguna vez el PRI y así se vio en la toma de protesta y entrega de constancia a Lalo Rivera como candidato a gobernador por el PRI en donde el impresentable Alito Moreno le recibió pero sin ninguna figura de peso del tricolor poblano.
Otra muestra más de los efectos que comenzaron a pegarle a los precandidatos prianistas es el descobijo a Mario Riestra. En la conferencia de prensa del Senador Alejandro Armenta apareció Juan Manuel Colín García, sí el suplente del diputado federal del PAN y hoy precandidato del PRIAN a la alcaldía poblana. En el acto ante medios informativos el legislador suplente afirmó que se sumará al proyecto y la agenda política del morenista y añadió “con Mario Riestra, Puebla corre un riesgo porque no cumple”.
Y todo esto ha sucedido cuando que no ha iniciado la campaña oficial rumbo a las elecciones del 2 de junio, como diría el clásico; lo mejor está por venir.
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