REFLEXIONES
Periodismo con Historia
(Diario ABC Puebla)
Por: Miguel Ángel García Muñoz
directorabcd_reflexiones@yahoo.com.mx
¿Qué llevó a Francisco Fraile García confesar que el triunfo de Martha Erika Alonso Hidalgo, en 2018, se debió a un gran fraude electoral operado en el hotel MM y que habría que reconocerlo como prueba de madurez y autocrítica?
¿Limpiar su conciencia?
¿Quitarse de las espaldas una loza más pesada que la del Pípila?
¿Demostrar congruencia y sensatez en su vida política, a pesar de las vicisitudes?
¿Arrepentimiento de haber sabido de ese robo monumental que enloda más la maltratada democracia?
¿Encuerar a los presuntuosos políticos de diversos Partidos y periodistas de su falsa vestimenta profesional con una blancura impoluta?
Eso lo sabe únicamente el llamado “pastor de las ovejas azules”, quien asegura que él nada tuvo que ver en la operación, a pesar de estar enterado y de que Moreno Valle Rosas les habría agradecido en la comida del triunfo por su acto de hombría de retener Puebla.
Fraile, señala que la palabra hombría fue un término equivocado que utilizó el esposo de Martha Erika. Y tiene razón, porque la palabra se refiere a la ética, la moral y los principios que están ausentes en la trampa, la mentira y la perversión.
Después de enterarse de la información que dio Fraile hace unos días en entrevista al periódico 24 Horas, sus propios compañeros del PAN lo acusaron de protagonismo; de estar buscando acomodo en otro Partido; de servir a intereses extraños; de llamar la atención cuando su vida pública está en decadencia. Tales fueron las aseveraciones débiles de Augusta Díaz de Rivera y del delincuente y acosador sexual, Eduardo Alcántara Montiel, entre otros.
Cual haya sido el motivo, Paco Fraile sacó todo lo que tenía guardado, poniendo en serio predicamento al PAN de Moreno Valle, a sus aliados PAN, PRD, PANAL, Compromiso por Puebla, Pacto Social de Integración, Movimiento Ciudadano y el Verde Ecologista, abriendo la puerta a Morena para exigir una investigación profunda, aunque los cínicos digan que es cosa juzgada.
Hay que recordar que a las 8 de la noche del 1 de julio de 2018, la televisión en cadena nacional y las encuestas de salida del PREP daban una ventaja de 10 puntos a Miguel Barbosa. Dos horas después se daba por descontado que había nuevo gobernador y así también lo difundían las principales casas encuestadoras encabezadas por Mitofsky de Roy Campos. Y a partir de ahí, todo se “extravió”; cambiaron las cosas de manera mágica y amaneció con el triunfo Martha Erika Alonso.
La “Operación Ratón”, de la que habla Fraile, dio resultado. Hasta camionetas de la fiscalía estatal fueron encontradas llenas de urnas robadas. El hotel MM de los Migoya Mastretta se encontró lleno de mapaches y tlacuaches.
Habiendo perdido la capital y la mayoría de los municipios del Estado, ganaba increíblemente la candidata de la alianza “Va por Puebla”. La justificación fue que hubo voto diferenciado y los Tribunales se encargaron de lo demás con cañonazos millonarios. La versión se prendió y nunca se ha apagado; hoy, se atiza.
Un millón 152 mil 125 votos de Martha Erika Alonso Hidalgo, por un millón 27 mil 333 de Miguel Barbosa Huerta, que festinaron los tramposos.
Fraile, se sincera; quizá demasiado tarde. Hubiera merecido un monumento si descubre todo en plena elección. No obstante, su testimonio es valioso porque estuvo en el centro de la vorágine y supo que la orden salió de Rafael Moreno Valle Rosas y los demás se encargaron de ejecutarla, quizá no todos, pero muchos, sí, entre ellos Jorge Benito Cruz Bermúdez, Eukid Castañón Herrera, el timbiriche Maximiliano Cortázar, Francisco Rodríguez Álvarez, Antonio Gali Fayad, Eduardo Rivera Pérez, Juan Pablo Piña Kurczyn, Melquiades Morales Flores, Roberto Moya Clemente, Fernando Manzanilla Prieto, Francisco Ramos Montaño, Ignacio Mier Velazco, Enrique Doger Guerrero, Néstor Camarillo Medina, Jesús Morales Flores, Ignacio Mier Bañuelos, Jesús Morales Rodríguez, Héctor Sánchez Sánchez, Michel Chaín Carrillo, Patricia Leal, los hermanos Mario, Rodrigo y Susana Riestra, Jesús Rodríguez Almeida, Luis Banck Serrato, Fernando Rosales Solís, Eduardo Tovilla Lara, Aurelio Miguel Robles Bárcena, Alejandro Cañedo Priesca, Vilma Cristina López Hernández, Jorge David Rosas Armijo, Sandra Izcoa Reyes, Omar Blancarte Montaño, Jesús Giles Carmona, Gerardo Islas Maldonado, Víctor Hugo Islas Hernández y un largo etcétera entre priistas, panistas y perredistas que se entregaron al morenovallismo.
La portada del periódico Cambio, propiedad del protector de delincuentes Ignacio Mier Velazco, un día después de la elección del 1 de julio, fue una foto de Martha Erika Alonso vistiendo una blusa blanca y pantalón de mezclilla negro, levantando el brazo derecho en señal de triunfo, con el encabezado: “Le gané a la mentira y a la violencia: Martha Erika es gobernadora”.
¡Farsa auténtica!
Llovieron las impugnaciones; las controversias que terminaron 5 meses después con un fallo a favor de la panista. Nuevamente ese periódico, como la gran mayoría, festinaban, pues hubo arreglos anticipados. Fotos de personajes de la política y periodistas aparecieron en medios impresos y en redes posando con la nueva mandataria. Las cabezas titulaban: “Ratifica TEEP a Martha Erika como gobernadora de Puebla”. Habría más: “Termina la pesadilla: TEPJF, gana Martha Erika por más de 120 mil votos a Barbosa, según fallo final del TEEP por unanimidad”.
Mier Velazco, emprendió la traición contra Morena y su candidato Miguel Barbosa.
El día del destape de Martha Erika, su diario reseñaría: “Misión 2018: otra vez, todos juntos”, acompañada de una foto de media plana apareciendo sonrientes Tony Gali Fayad, Martha Erika, Rafael Moreno Valle Rosas y Eduardo Rivera Pérez. Éste último declararía en una entrevista: “Nunca tuve problemas ni diferencias con Martha Erika. Lalo, se inclinaba nuevamente ante los designios de Rafa, a cambio de la candidatura a la presidencia municipal de la capital que perdería frente a Claudia Rivera Vivanco.
Eran los momentos del festejo del dueño del impreso, Ignacio Mier Velazco y de su amigo, cómplice y socio, Arturo Rueda Sánchez, quien estaba muy lejos de imaginar que terminaría en la cárcel por extorsión, enriquecimiento ilícito y manejo de recursos de procedencia ilícita.
Francisco Fraile García, ha encendido la mecha que parecía un puñado de ceniza fría.