Durante el gobierno de Rafael Moreno Valle Rosas, los empresarios de la COPARMEX y todos los aglutinados en el Consejo Coordinador Empresarial, no se atrevieron a reclamarle su gestión infame ni las obras ostentosas que se concesionaron de manera directa e infladas en costo ni los moches ni su intervención para adueñarse del patrimonio de la Fundación Jenkins ni su complicidad con el Rector de la UDLAP, Luis Ernesto Derbez.
Le tenían miedo.
Sabían que los podía perseguir y meter a la cárcel.
Prefirieron callar los abusos y recibir prebendas por las buenas a cambio de darle su apoyo en su carrera por la Presidencia de la República.
No escandalizaron por los 720 millones de dólares que se transfirieron a paraísos fiscales, que fueron denunciados por Guillermo Jenkins de Landa y su Abogado Carlos Serna, problema que todavía continúa en tribunales.
No sólo fueron omisos, sino alcahuetes de la corrupción e impunidad
Los empresarios, adoradores de El Yunque, estaban contentos con las dádivas de Rafael y de Antonio Gali Fayad, que continuarían con Martha Erika Alonso Hidalgo. No podían ocultar su beneplácito por el terreno de 20 hectáreas que les donaron en 2004 durante la administración de Melquiades Morales Flores, advirtiendo que formaría parte de sus nuevas instalaciones, promesa que nunca cumplieron, pretendiendo lucrar con otros jugosos negocios, como un complejo comercial, helipuerto, lujosos condominios y estacionamientos subterráneos
No les importó que Rafael les quitará 14 hectáreas, mostrándose contentos con 6 que, de cualquier manera, representan un dineral en dólares, pues el terreno está localizado en la Reserva Territorial Atlixcáyotl, sobre Cúmulo de Virgo. Algo es mejor que nada, habrán pensado.
Aunque el CCE y su socio, la empresa BLUEICON, dijeron que en 2016 ahora sí edificarían, tampoco lo hicieron, siendo incapaces de regresarlo por voluntad propia, teniendo que acatar lo que disponga legalmente el Gobierno actual.
LA HIPOCRESÍA empresarial se desbocó ayer, durante el cambio de dirigente de la COPARMEX que ahora preside Rubén Furlong.
Primero, invitaron cordialmente al Gobernador Miguel Barbosa Huerta a ser testigo del acto, para después destapar su animadversión, exigiéndole devolver las instalaciones de la UDLAP que presumen está en su poder, lo que es falso. Fue el pretexto para hacerle saber que no están contentos con su gestión y dejaron entrever que añoran el pasado morenovallista que les redituaría ganancias que, seguramente, han de estar seguros, merecen.
¡Qué valentones!
Los pantalones que les faltaron con Moreno Valle Rosas, ya los visten bien ajustados.
Se llevaron un chasco, pues Miguel Barbosa no perdió la compostura y les dijo que el combate a la corrupción y la impunidad no es negociable; tampoco soportaron que les dijera que en nada han contribuido en la lucha contra la pandemia del Coronavirus. “Sabía que esto podría pasar, pero aquí estoy”, les respondió sin reservas.
El nuevo Presidente de la COPARMEX fingió intervenir para calmar los ánimos, pero el mandatario le conminó a dejar que se desahogaran. Rubén Furlong, mostró su falta de autoridad o estaba de acuerdo en la trampa. La disyuntiva lo deja mal parado.
No sé si el Alcalde Eduardo Rivera Pérez sabía del espectáculo que se armaría, pues él forma parte de El Yunque. De cualquier forma, presenció la escena, mientras las calles del centro histórico de Puebla sirven de escenario de enfrentamientos a tiros entre líderes de comerciantes que se disputan lugares, están llenas de ambulantes, prostitutas y estacionamiento de automóviles en doble fila, a unos días de Navidad y Año Nuevo.
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