REFLEXIONES
(Periodismo con Historia)
Por: Miguel Ángel García Muñoz
A las 10.21 horas de hoy, el Magistrado Héctor Sánchez Sánchez, publicó en su cuenta de twitter: “Les comparto que he tomado la decisión de separarme de la vida pública por las siguientes razones; por el bien de mi familia, amigos y compañeros de trabajo”. La cita es textual, respetando puntos y comas.
En unas cuantas líneas enterró un proyectó personal que creyó lo catapultaría al estrellato político impulsado por el morenovallismo, corriente que alguna vez se adueñó de los destinos del Estado y que pretendía revivir a través de Antonio Gali Fayad y de algunos embozados que trabajan en la Presidencia Municipal de Puebla que encabeza Eduardo Rivera Pérez.
El sueño de Héctor de ser Gobernador, se transformó en una amarga pesadilla.
¿Por qué su drástica decisión?
¿Fue presionado?
¿Es la única manera de escapar de ser investigado y de ajustarse a la aplicación de la ley y la justicia que lo podría instalar entre los barrotes de una celda?
¿Es la forma de evitar convertirse en compañero del otrora poderoso operador morenovallista, Eukid Castañón Herrera, huésped actual del penal de Durango, con el que tenía conversaciones y supuestos tratos?
Al momento de escribir su mensaje en twitter, seguramente circuló por su mente la cercanía con Gali Fayad, quien lo impulsó a entregarse a los brazos de Rafael Moreno Valle Rosas, redituándole su incursión en el Tribunal Superior de Justicia del Estado de Puebla, donde hizo y deshizo a su antojo.
También debió recordar el aquelarre de medianoche cuando le tomó protesta a la Gobernadora Martha Erika Alonso Hidalgo, después de haber ganado una sospechosa elección que fue impugnada. Nada le importó, sabía que las puertas del poder se habrían, en su caso, en una posición altamente trascendente donde podría trabajar su candidatura.
Cuando se enteró de la tragedia del 24 de diciembre de 2018, en que perdieron la vida los esposos Moreno Valle-Alonso, palideció, pero al mismo tiempo puso en marcha el plan que lo deslindara de la influencia de ellos. Entonces supo que tenía que fingir y elaborar la estrategia que lo acercara al próximo Gobernador, responsabilidad que recayó en Miguel Barbosa Huerta, luego de un interinato altamente corrupto de Guillermo Pacheco Pulido.
Inexplicablemente, Héctor, lo logró, siendo ratificado en el Tribunal, fortaleciendo sus aspiraciones. Sin embargo, el manejo inescrupuloso de la legalidad y su relación con los Gali papá e hijo, que en realidad nunca perdió, lo descubrieron en su comedia.
Se filtraron reuniones y fotos con Tony Gali López; conversaciones vía celular con Eukid Castañón y sus abogados que lanzaron el anzuelo de soborno que le ayudara a salir de prisión; la manipulación de Magistrados de su equipo que estaban prestos a reforzar sus deseos de suceder a Barbosa; solapando negocios al amparo de la impunidad.
Hoy, parece que todo acabó con el twitter.
No es así, porque faltan las consecuencias. Unas cuantas líneas de texto no parecen ser suficientes para ocultar y olvidar su negra actuación.
Y pensar que algunos de sus amigos juraban que Héctor Sánchez Sánchez era un hombre íntegro, de palabra, en el que se podía confiar.
Comprendo su desilusión.