Hoy estamos pasando por un lío de circunstancias que debemos afrontar con una base fuerte de valores y sentimientos porque por lo vivido y lo que se ve, el 2020 trae consigo un montón de sorpresas.
Se debe empezar a aplicar una reflexión personal para saber de qué manera resolver y no envolvernos en la problemática, y es que sí, como dije, el 2020 trae sorpresas y para mala suerte, son sorpresas desagradables que remarcarán para bien o para mal nuestro ser, dependiendo cómo reaccionemos y para poder tener un mejor desarrollo a esto me acordé de la resiliencia.
Para empezar y como se debe, hay que definir el concepto de resiliencia la cual se entiende como la capacidad que una persona para poder enfrentarse y afrontar de manera adecuada y sana situaciones difíciles, como pueden ser situaciones de ansiedad intensa, amenazas del entorno, situaciones dramáticas o traumáticas.
Ésta capacidad ha ido ganando relevancia en el ámbito de la salud y se ha expandido a otros contextos, como el de la educación y la política social, con aplicaciones en el campo de la empresa y del bienestar público, pero siempre con marcadas connotaciones en la salud mental.
Cuando alguien es resiliente, no quiere decir que esa persona no sienta angustia, ni emociones negativas (como por ejemplo tristeza o dolor emocional) ni crea que no es complicado enfrentarse a la situación difícil en la que se encuentra; simplemente buscan y encuentran la manera de afrontar lo que están viviendo. Estas personas sienten falta de control y falta de seguridad además de incertidumbre y tristeza. Pero estas personas consiguen, en la mayoría de ocasiones con mucho trabajo y esfuerzo, recuperarse y llevar bien la situación dolorosa.
Al hablar de resiliencia, hay que dejar claro que es complicado ser resiliente y que las personas que lo son encuentran las fuerzas de donde pueden para continuar viviendo de la misma manera. No es una característica que algunas personas tienen y otras personas no tienen, sino que se pueden ejercitar y aprender. De esta manera, todas las personas podemos llegar a desarrollar la resiliencia a través de la educación de determinados pensamientos y formas de comportarnos.
Aquí puntualizaremos algunas características a tomar en cuenta para generar, identificar o impulsar la resiliencia:
- Poseen creatividad: Son capaces de la vuelta a las experiencias, y sacar de la situación desagradable, una visión más positiva y más bonita de lo vivido.
- Son personas activas: Eso hace que consigan más fácilmente los objetivos que se fijan y, de esa manera, logran tener una visión más positiva acerca de ellos mismos y de sus capacidades.
- Tienen sentido del humor: Lo utilizan para restar importancia a las cosas y conseguir, a través de las bromas, reducir el estrés al lograr tener un pensamiento más positivo. Es importante que sea un humor real y no algo forzado ya que, en este caso, el resultado no será el deseado si resulta algo impuesto por uno mismo.
- Se conocen a sí mismos: Las personas resilientes saben qué cualidades tienen al igual que conocen sus propios límites. Esto sirve de mucho ya que los objetivos que se fijan estas personas son realistas y son posibles de conseguir al no ser sólo deseos que resultan inalcanzables y poco reales. Este conocimiento lleva a que tengan una buena autoestima y sientan que son personas competentes y con capacidad para conseguir lo que se proponen, mejorando así la seguridad en ellos mismos.
- Son optimistas: Tratan de ver la vida a través de unas “gafas positivas” y disfrutar de lo que tienen. Si algo sale mal, su pensamiento es que puede mejorar.
- Piensan en el futuro: Las personas resilientes ven a largo plazo y no se quedan centrados únicamente en el estado de pena o ansiedad que pueden sentir en algunas ocasiones. Fijan metas para el futuro, de tal manera, que sientan que, a pesar de haber fracasado en algunos objetivos más cercanos, todavía hay esperanzas de conseguir otros. De esta manera, obtienen la motivación necesaria para tener una visión más positiva a la hora de enfrentarse a dichos objetivos.
- Tienen unas buenas habilidades sociales: Les gusta relacionarse con las demás personas y lo hacen de una manera asertiva y adecuada, lo cual facilita la convivencia con el resto de la gente.
- Son personas que les gusta ayudar a los demás: tienen un comportamiento solidario y tratan de hacer cosas por y para los demás.
- Son flexibles: Permiten variar sus objetivos y modificar los planes que habían hecho en los casos en lo que hace falta. Son capaces de plantearse otras opciones sin tener la necesidad de seguir adelante con lo que habían pensado inicialmente.
Tal y como se ha explicado con anterioridad, la resiliencia es una cualidad que se puede mejorar y trabajar. Para ello, es importante intentar manejar y dirigir nuestra vida tratando de potenciar algunas de las características que hemos tocado para así poder avanzar en el camino de la resiliencia. La buena noticia es que a medida que uno va dando pasos en el camino a la resiliencia, la tendencia será a seguir mejorando y siendo cada vez más resiliente y esto servirá también como motivación para no rendirse y continuar en estos tiempos de crisis.