Ojalá que no se le olvide a AMLO, que el país está hundido en una deuda pública monumental, que se acerca a los 11 BILLONES (millones de millones) de pesos, contraída por sucesivos gobiernos en los últimos 50 años.
En el proceso de desarrollo de una nación está considerado el crédito como un factor indispensable, porque permite llevar a cabo transformaciones positivas que vayan generando una clara mejoría en la situación económica no sólo del país sino de su pueblo, que es lo más importante.
El primer paso para el desarrollo de los pueblos atrasados es, sin duda, la capacitación generalizada del pueblo y así lo han comprendido las fuerzas revolucionarias de la URSS, China, Cuba, la India y otras. Pero en México, 210 años de la declaración de Independencia y 110 años del inicio de la Revolución, aún se conservan más de 20 millones de personas que no sólo no saben leer ni escribir, sino que en una elevada proporción de dicha cifra, ni siquiera saben hablar el idioma oficial del país, el español, y se mantienen en condiciones de verdadero atraso, retardando el desarrollo general del país.
El alfabeto es el factor fundamental de la educación y del progreso no sólo de los pobladores de una nación sino de sus habitantes. Sin poseer tal conocimiento básico, cada individuo está imposibilitado para producir y para mejorar su situación, lo que sin duda es un freno para la economía nacional e individual. A pesar de esto, ese factor “sine qua none” para el progreso de una nación, no ha sido atendido hasta ahora, utilizando principalmente el dinero de la creciente deuda pública. Ese dinero se ha fugado por los canales de la corrupción administrativa. Sería interesante llevar a cabo una investigación seria para descubrir a qué bolsillos ha ido a parar esa fabulosa suma, cuando menos para saber quiénes, en vez de servir a su patria desde los puestos públicos que han desempeñado, se han servido a sí mismos llevándose todo el dinero que pudieron.
El sólo hecho de las cuantiosas asignaciones de sueldos francamente excesivos y de las increíbles prestaciones (gastos para todo, seguros médicos, automóviles, viajes al extranjero, etc.) han acabado por sangrar la situación financiera del país. Es de esperarse que el actual presidente electo de México lleve a cabo las medidas drásticas de austeridad que viene anunciando, para que el dinero ahorrado se invierta en proporcionar los servicios más necesarios como son la seguridad, la creación de empleos, la educación y la salud, con lo cual podrá asegurar el desarrollo nacional, que es la misión básica de cualquier gobierno.
El nuevo gobierno anunció una serie de importantes medidas para el desarrollo nacional, que perdió el rumbo hace medio siglo. Esto ya no es sólo necesario sino urgente. O México se levanta pronto o se hunde, si no definitivamente, si al menos por muchos años más