El gobierno de Puebla estaría en un grave conflicto de justicia si permite que liberen al delincuente detenido por el delito de extorsión, Arturo Rueda Sánchez de la Vega, aquel que festejó con Martha Érika el 22 de diciembre del 2018, a los pocos días del robo electoral.
Quiero creer que no saldrá el delincuente porque el Poder Judicial de Puebla estaría enviando un mensaje de complicidad a favor del extorsionador, pese a conocer que no le asiste la razón jurídica y que políticamente se burló del presidente Andrés Manuel López Obrador.
El fin de semana corrió el rumor de que sería liberado el pseudoperiodista, quien se encuentra procesado y no debe salir en libertad porque el delito de extorsión es grave de acuerdo al Código de Procedimientos Penales del Estado de Puebla.
El delincuente ha perdido diversos amparos para ser liberado y aunque su víctima ya lo perdonó, la pena corporal debe cumplirse forzosamente.
El gobierno de Puebla deberá tener mucho cuidado para evitar liberar a potenciales delincuentes con el solo hecho de haber obtenido el perdón, como es el caso del administrador de reputaciones.
El psociópata Rueda es considerado un ser cínico y vil, como el personaje que retrata el escritor Enrique Serna en su obra El vendedor de silencio, editorial Alfaguara.
Serna describe a un periodista que bien podría ser el padre de Arturo Rueda: sin moral, carente de honestidad e insaciable para los embutes desde el poder.
Cuentan haber visto salir a Rueda de diversas oficinas públicas presumiendo cantidades millonarias que le daban por callar lo que prefería negociar. “Embute que no te corrompa, agárralo”, decía.
Sergio Salomón debe saber perfectamente que una cosa es que haya liberado a varios perseguidos políticos de su mentor Miguel Barbosa y otra es que libere a delincuentes como Rueda que incluso publicó videos para denostar al ejército y defender al crimen organizado del triángulo rojo.
Por cierto: el delincuente nunca tuvo credibilidad, porque prefirió ser el portavoz de las campañas negras que le dieron millonarios dividendos.
Por Fabián Gómez, Contraparte