*Dr. Julián Germán Molina Carrillo.
Para quienes conocen la historia del PRI y han seguido de cerca su trayectoria, después de su derrota del 2000 ante el Candidato presidencial del PAN, Vicente Fox Quezada, pasando a la elección de 2012 en la que por los malos resultados de las administraciones de Fox y Felipe Calderón, en temas tan sensibles como la inseguridad y crecimiento del narcotráfico en el país que contribuyeron al triunfo del candidato priista Enrique Peña Nieto (2012-2018) con el slogan de campaña de representar al “Nuevo Pri”quién además del expresidente Carlos Salinas de Gortari, se ha convertido en el villano favorito de la 4T, por el famoso “Pacto por México” que impulsó las principales reformas estructurales en su sexenio y que al final no representaron un beneficio para el país, sino más bien acuerdos de complicidad entre el gobierno y los grupos empresariales para enriquecerse a costa del erario público, aunado a los escándalos de corrupción de exgobernadores como Javier Duarte de Veracruz, César Duarte de Chihuahua, Rodrigo Medina de Nuevo León, Roberto Sandoval de Nayarit, Jorge Torres López de Coahuila, Eugenio Hernández de Tamaulipas, Roberto Borge de Quintana Roo, Andrés Granier de Tabasco, Tomás Yarrington de Tamaulipas, Jesús Reyna de Michoacán, Fidel Herrera de Veracruz, Flavino Rios también de Veracruz,Miguel Alonso de Zacatecas y Fausto Vallejo de Michoacán y otros más que están siendo investigados.
Lo anterior, sin tomar en cuenta a los exfuncionarios de la administración de Peña Nieto que también han sido acusados o investigados por delitos como peculado, uso indebido de funciones, enriquecimiento ilícito, narcotráfico, lavado de dinero y delincuencia organizada, entre otros delitos y escándalos como el de Odebrecht con el ex director de Pemex Emilio Lozoya, quién como testigo protegido de la Fiscalía General de la República ha sido utilizado para dar nombres y detalles de todas las negociaciones y compra de votos de priistas y panistas, para la aprobación de la Reforma eléctrica de Peña Nieto, así como de los grandes negocios que se llevaron a cabo con posterioridad, beneficiando a diversos grupos empresariales, legisladores y políticos involucrados con intereses de inversionistas extranjeros.
En general, el apoyo abrumador que obtuvo el Presidente López Obrador en 2018, fue también producto del hartazgo y los errores cometidos por los gobiernos emanados del PRI y el PAN que llevaron a los ciudadanos a votar por una opción distinta, con la esperanza de que el país pueda erradicar la corrupción, frenar la pobreza y terminar con la desigualdad social, de los últimos gobiernos del período neoliberal.
Por ello, será definitorio el papel que jugarán los legisladores del PRI, en el proceso de aprobación de la Reforma eléctrica presentada ante la Cámara de Diputados por el Presidente López Obrador, para lograr la mayoría calificada que requiere y que puede alcanzarla con los votos de los priistas, quienes deberán decidir, entre apoyar al Gobierno de la 4T y romper de una vez con la alianza opositora “Va por México” con el PAN y el PRD o mantenerla votando en contra del proyecto para consolidar un bloque opositor con vistas a las elecciones de 2024, so pena de que la Fiscalía General de la República y algunas de los Estados den celeridad a los expediente de los exgobernadores acusados de corrupción para que sean detenidos en los meses próximos, como represalia al no haber apoyado el proyecto del Presidente.
Los priistas saben perfectamente, que como en el pasado ellos actuaron, el gobierno de la 4T, que en el discurso del Presidente se ha desmarcado de los gobiernos pasados, diciendo que: “no somos lo mismo” en los hechos ha demostrado que sabe utilizar el aparato de estado y bajo la consigna de acabar con la corrupción, ha aprovechado el encarcelamiento de enemigos políticos para mandar al mensaje a la ciudadanía, que está cumpliendo con dicha promesa de campaña, lo que le ha dado buenos dividendos electorales y la simpatía de los ciudadanos.
Las cartas ha sido puestas sobre la mesa, ahora toca al priismo y sus liderazgos saber actuar en forma inteligente, ya que en definitiva, no la tienen fácil, porque apoyar a la 4T sería aceptar que se han convertido en un partido satélite más del partido gobernante, sometido a los caprichos presidenciales y si votan en contra saben que les espera una cacería judicial, en la cual varios de sus miembros prominentes, pueden terminar fugándose del país o en algún penal federal, esperando que sus compañeros logren recuperar el gobierno, lo que se ve desde ahora muy difícil y les otorguen su libertad.
Habrá que estar pendiente de las opiniones que expresen y el sentido de sus votos, porque independientemente de su sobrevivencia o no, el país necesita forzosamente de los contrapesos políticos y de una oposición responsable, que construya una democracia plural y no gobiernos autoritarios, que sepulten las voces críticas y opiniones de otras corrientes o ideologías.
Aunque muchos pesimistas desde ahora anticipan que el PRI sabrá vender caros sus votos y que ahora lo más importante es recuperarse y buscar sobrevivir, que enfrentar a la 4T y sepultar sus aspiraciones en el corto y mediano plazo.
*Director general del Instituto de Ciencias Jurídicas de Puebla.