Messi está meditando su permanencia en el Barcelona. Y aunque ya le dijo a Koeman que ahora mismo se ve más fuera que dentro del club, la realidad es que la decisión aún no está tomada. El 2-8 ante el Bayern, las derrotas en Roma y Liverpool y la deriva en la que se encuentra ahora mismo el equipo, con un proyecto en el que no cree, lo invitan a dar un portazo y cerrar su ciclo de 20 años como blaugrana, que no hace falta decir que es y será para siempre el club de su vida.
Pero la decepción es enorme y a nivel deportivo empieza a pensar seriamente que ha llegado el momento de cambiar de aires. Porque no quiere seguir perdiendo en el Barça, porque no le gusta cómo se están haciendo las cosas en el club, porque ve cómo el núcleo duro del vestuario se va a deshacer este verano… Son muchas las circunstancias que le invitan a decir adiós al Barça.
Pero en el otro lado de la balanza están los aspectos sentimentales y del día a día, que pesan tanto como lo deportivo. De ahí que la decisión al cien por cien aún no esté tomada. Poner fin a 20 años en Barcelona no es nada sencillo. Messi tiene en la Ciudad Condal el ecosistema perfecto. Una casa a su medida, tal y como él y su esposa Antonella han querido hacerla, una rutina idílica para su profesión, tres hijos que están perfectamente hechos a la ciudad y que en el caso de Thiago (7 años) y Mateo (4) sí podrían notar el cambio… No es fácil tomar una decisión que afectaría también a Antonella, como Messi totalmente hecha a Barcelona, con sus amistades y también sus negocios. Sería poner fin a un ciclo muy largo, de 20 años, y no es tan sencillo…
A Messi tampoco le gusta el momento del adiós y eso también está en la balanza. No es la salida soñada. De hecho, él siempre soñó con retirarse en el Barcelona. Y ganando, claro. Como mucho, unos años jugando en Argentina, en Newell’s, aunque últimamente esa idea estaba quedando apartado. Decir adiós sin público, a puerta cerrada, tras la peor derrota del Barcelona en toda su historia no es el adiós que cree que se merece…
Y con todos estos factores metidos en la coctelera, Messi tomará una decisión definitiva en los próximos días. Ahora mismo, tal y como le ha dicho a Koeman, está más cerca de la salida. Porque además su amor propio le invita también a buscar un nuevo reto deportivo fuera. Es valiente Messi en este sentido y con el calentón de la derrota, deportivamente está bastante decidido. Y porque incluso piensa que su salida podría ser buena para que el Barcelona se regenerara por completo. No es ajeno a lo que se dice de que hipoteca el club, que manda mucho, algo que no comparte y que considera injusto. Pero el corazón también pesa mucho en la decisión final.
Messi deshoja la margarita. Me quedo, me voy me quedo, me voy..