Por si no tienen idea de lo que es una asociación, vamos a empezar por abrir ese panorama.
Básicamente, una asociación es la unión de personas o entidades para un fin en común en donde estas agrupaciones de personas constituidas tienden a realizar actividades colectivas de forma estable, organizada, en democracia, sin ánimo de lucros e independientes.
Ahora que ya tenemos el básico y simple concepto, hay que saber cómo y porqué es benéfico seguir camino con una buena asociación.
¿Cómo tiene que ser?
– Al menos tienen que ser tres personas.
– Deben de tener un funcionamiento democrático, es decir, la participación de cada uno de los integrantes.
– Y unos objetivos colectivos, es decir, el punto o los puntos a llegar tienen que ser los mismos para todos.
– No pueden tener finalidad lucrativa: esto no quiere decir que no puedan realizar una
actividad económica pero en todo caso los beneficios obtenidos con dicha actividad han
de revertir en la entidad, es decir, que para todos debe salir el sol.
Estando un poco más claros, hay que profundizar en aquellos temas y actividades que se manejan dentro de una buena asociación. Y aquí, el carácter humanitario es el parte aguas para comenzar. ¿Por qué?
Resulta difícil dar una definición precisa de la acción humanitaria. No existe un acuerdo claro entre los autores y organizaciones sobre su significado y alcance, lo cual tiene que ver con su complejidad y con la multiplicidad de temas, contextos, actividades, actores y objetivos implicados. Pero generalmente y por puntos claros a alcanzar, se engloba un conjunto diverso de acciones de ayuda a las víctimas de desastres (desencadenados por catástrofes naturales o por conflictos armados), orientadas a aliviar su sufrimiento, garantizar su subsistencia, proteger sus derechos fundamentales y defender su dignidad, así como, a veces, a frenar el proceso de desestructuración socioeconómica de la comunidad y poder prepararlos ante desastres naturales, económicos, familiares… sociales todos.
Y hoy, al enfocarse en desastres naturales no es nada equivoco porque se siente, se vibra, se padece con: brotes, virus, terremotos, contagios, muertes… Consecuencias de nuestros malos actos, de nuestro pésimo cuidado al medio ambiente, de nuestras acciones como seres humanos, de nuestra poca al buen ser con nuestro prójimo (sin entrar en temas religiosos), si no por mera conciencia y sentir humano.
No es tan complicado ese sentir, no es tan complicado aplicar esa conciencia, solo es cuestión de poner empatía para el necesitado, es decir, a ponerse en los zapatos del que está descalzo con un poco de humildad, con un tantito de ganas al servicio social, pues bien dicen que quien no sirve para ayudar, no sirve para vivir.
Si tenemos la oportunidad de trabajar para generar apoyo, hay que hacerlo por y para toda esa gente necesitada que hoy por hoy sufre a causa de la pandemia (Covid-19), soportando la falta de medicamentos, la sobra de hambre, la pérdida de familiares sin un justo acto fúnebre, la escasez de trabajo por el recorte parcial o total de empresas en quiebra y bueno un sin fin de problemas que se van acrecentando conforme pasa el tiempo. Tiempo que no es de saber si es mejor que pase o que ya no.