La máxima fiesta deportiva del continente americano ha llegado a su fin. Esta noche desde el Estadio Nacional de Lima, miles de atletas entrenadores, directivos y asistentes en general le han dicho adiós a los Juegos Parapanamericanos Lima 2019, con una emotiva ceremonia, llena de música, y folclor peruano, con la promesa de regresar para la próxima edición, a celebrarse en Santiago de Chile en el 2023.
Si algo caracteriza a todos los países de América es su amor por la música, y el evento no pudo iniciar de mejor manera. La banda de reggae Lacuna Pai le puso gran ambiente a la apertura con sus entonaciones, creando un gran ambiente, tanto en la cancha como en las butacas del estadio.
Tras el espectáculo, las banderas de las naciones participantes ingresaron a escena, y al unisono realizaron un merecido homenaje a los cientos de voluntarios, quienes en más de un mes entregaron su apoyo a todos los asistentes.
Otra cosa que caracteriza al continente, es sin duda el baile, y Perú hizo gala de su danza más reconocida, con la presentación de la Marinera, realizada por la pareja conformada por Javier Morales y Desirée Núñez.
El momento protocolario de la ceremonia llegó con las intervenciones de Carlos Neuhaus, presidente del Copal, y de Julio César Ávila presidente del Comité Paralímpico de las Américas, quienes agradecieron tanto al país como a atletas y asistentes el poder crear tan increíble fiesta, de la mano del deporte.
Tras sus mensajes, ambos directivos procedieron a entregarle la estafeta al comité organizador de los próximos juegos, a desarrollarse en Santiago de Chile en el 2023; dicho acto fue acompañado por la entonación del himno nacional del país andino y con la presentación de la banda chilena Los Jaivas.
Finalmente, el momento cumbre de la ceremonia llegó, con el apagado del pebetero, al cual le siguió un nuevo show musical protagonizado por Los Hermanos Yaipén, quienes pusieron a bailar y a cantar a los presentes, con éxitos de Luis Miguel y Juan Gabriel.
El show final de fuegos artificiales coronó una excelsa noche en Lima, con lo que se le dijo un emotivo ‘hasta luego’ al espíritu panamericano, dejando a todos listos para un nuevo capítulo, a escribirse en Chile, dentro de cuatro años.