La esvástica está tatuada bajo las siglas del PAN con los rostros de sus dioses Hitler y Mussolini.
Es el símbolo del racismo, el odio y la superioridad racial lo que los mueve.
El neonazismo panista está al descubierto y un manto argentino los cubre, el mismo manto que alguna vez vio llegar a la Patagonia a la mayoría de derrotados en la segunda guerra mundial, aunque la España de Franco también les cobijó.
Es evidente que la marcha del fin de la semana reciente fue totalmente manipulada por radicales y atribuida falsamente a la “Generación Z”, pues la mayoría de los contingentes eran adultos que rebasaban los 35, 40 y 50 años; muchos embozados portando mantas e imágenes con la calavera pirata. Eran los que cobraron por reventar una supuesta manifestación pacífica.
Los jóvenes asistentes eran pocos, confundidos con agitadores profesionales.
Hay que advertir que en México la “Generación Z” representa el 23.3% de la población (entre los 15 y 29 años), según el reporte del INEGI, y está identificada por ser altamente sensible, con un mayor nivel educativo, centrando su atención en la era digital, sabiendo el significado del extremismo, el autoritarismo y el bienestar.
No fue la “Generación Z” la causante del caos, sino los violentos de siempre que añoran el poder político y el naufragio de la cuarta transformación.
La marcha fue organizada para provocar a las fuerzas del orden; querían sangre y muerte para entonces culpar a los gobiernos de la presidenta Claudia Sheinbaum y Alejandro Armenta.
En la Ciudad de México no pudieron llenar la plancha del zócalo a la que le caben 100 mil personas de manera segura y ordenada, sin conflictos. La “Generación Z”, si hubiera participado genuinamente, no cabría en ese espacio ni tampoco se habrían dado las agresiones a ciudadanos ni la confrontación con los policías.
Quedó al descubierto el Partido Acción Nacional.
El verdadero rostro del PAN respaldado por el priismo es altamente peligroso.
Ocultaron por décadas su fanatismo bajo una máscara religiosa en escuelas confesionales, en organismos privados y en partidos políticos, pero ya no la pudieron sostener, se les ha caído para mostrar la cara del absolutismo, del fascismo facineroso basado en el totalitarismo nazi contrario a toda práctica democrática.
Es el neonazismo panista que recibe patrocinios de la Red Atlas asentado en Norteamérica, así como del radicalismo argentino y español representado por el partido Libertad Avanza y Vox, liderados por Javier Milei y Santiago Abascal, respectivamente.
En México se han descarado los panistas Ricardo Salinas Pliego, Claudio X. González, Xóchitl Gálvez, Felipe Calderón, Vicente Fox, Carlos Alazraky, Lili Téllez, Javier Lozano Alarcón, Pedro Ferriz de Con, Jorge Romero Herrera, Jorge Castañeda y sus manuales de guerra sucia, Guadalupe Acosta Naranjo, Emilio Álvarez Icaza, Eduardo Rivera Pérez y su gato Adán Domínguez, reforzados por Alejandro Moreno Cárdenas, Ernesto Zedillo, Beatriz Pagés y un largo etcétera.
Sus manuales de guerra sucia vuelven a aparecer en la palestra; lo han hecho en pasadas elecciones y ahora que no encuentran vías decentes para recuperar el dominio político y económico de la nación mexicana.
POSDATA: “Manual Ave Azul”, ¿ficción o verdad? Lo cierto es que el PAN ha dicho a través de Jorge Castañeda, quien fuera íntimo de Adela Micha y Jorge Romero, líder nacional del PAN, que a la oposición le hacía falta violencia contra la presidenta Claudia Sheinbaum y Morena.
POSDATA 2: Hay que ser cínico en toda la extensión de la palabra, como es Eduardo Rivera Pérez, porque luego de haberse gastado el presupuesto municipal de Puebla capital en un par de ocasiones, diga que dejó un municipio reluciente, digno de los poblanos.
Merece la cárcel antes de convertirse en nuevo militante de Movimiento Ciudadano.
POSDATA 3.- En política como en periodismo hay que saber definirse sin medias tintas; sin traiciones; con plena convicción y lealtad.
El Neonazismo Panista
