Hay quienes vieron en el rostro del senador Alejandro Armenta diferentes señales mientras se desarrollaba el proceso interno de Morena para elegir a los coordinadores estatales de 8 Estados y la Ciudad de México.
A veces serio; por momentos alegre; quizá indiferente.
Indescifrable para la mayoría de los observadores.
Desde mi punto de vista, creo que logre ver más allá de mi propia consideración: EL ESPÍRITU ESTOICO DE ALEJANDRO ARMENTA, que no significa ausencia de emociones, sino saber controlarlas mediante la valentía, la razón del carácter personal, la tolerancia, el autocontrol y la sabiduría en aceptar el momento tal como se presenta, sin dejarse dominar por el deseo de placer o el miedo al dolor.
Zenón de Citio, fundador del estoicismo en el año 200 a.C., así lo plantea en su doctrina filosófica influenciado por Sócrates, que siguieron Epicteto, Séneca y uno de los grandes emperadores romanos, Marco Aurelio, hasta finales del siglo II d. de C., en que fue decayendo junto con el imperio, dando paso al neoestoicismo y al estoicismo moderno en la era contemporánea.
No han quedado exentos de su influencia Thomas Jefferson, tercer presidente de los Estados Unidos y principal autor de la declaración de independencia; Massimo Pigliucci, filósofo y escritor italiano nacido en 1964, entre otros pensadores.
Armenta, católico por formación y convicción, me parece que domina el estoicismo, entendiendo que el universo está estructurado de manera racional y comprensible, por lo tanto, Dios existe. Por eso no extraña su visita al arzobispo Víctor Sánchez Espinosa.
Tampoco se desentiende de que ninguno podemos controlar lo que existe a nuestro alrededor, pero sí podemos controlar la manera en que pensamos al respecto y crear, a partir de ahí, nuestro estado de pacificación que nos llevará a cultivar la disciplina, el autocontrol y la tolerancia, echando mano del coraje y la razón.
No es extraño que el estoicismo, que busca cultivar la virtud y la razón, sobreviva, siendo una filosofía con más de 2000 años de antigüedad.
Armenta, entonces, estaba preparado para enfrentar la adversidad o el triunfo, advirtiendo en diferentes ocasiones que fuera cual fuera el resultado de la encuesta interna de Morena, se mantendría arraigado a su partido, a la lealtad al presidente López Obrador, a la coordinadora nacional Claudia Sheinbaum, a la cuarta transformación y a los principios de la República.
La incertidumbre no lo hizo flaquear; la alegría al saberse ganador en las encuestas y luego ser ratificado a las 4 de la mañana del 11 de noviembre, tampoco lo sacó de sus cabales, aunque hubiera querido gritar de felicidad.
Hoy, su comportamiento es de comprensión, de tender la mano, de buscar la unidad, de equilibrio, de no festinar, mantener el respeto a sus competidores y de cumplir a cabalidad con el ofrecimiento a los poblanos de mantenerse cerca de ellos.
El que lo quiera entender, sabrá la forma de actuar.
POSDATA: “El único camino a la felicidad es dejar de preocuparnos por las cosas que escapan de nuestro control y voluntad”: Epícteto, filósofo griego y esclavo romano. (55 a.C.-135 d.C.)
POSDATA 2: Por increíble que parezca, la guerra sucia continúa a través de pinta de bardas y llamadas telefónicas tratando de ensuciar el triunfo legítimo de Alejandro Armenta en la encuesta interna de Morena.
Pues sí, no entienden.
POSDATA 3: Ante esto, la respuesta ha sido contundente: El mensaje desde Baja California del presidente Andrés Manuel López Obrador, mostrándose feliz por el resultado y la conducción del proceso democrático que reflejó la voz del pueblo; la reunión de Claudia Sheinbaum, coordinadora nacional de la defensa de la cuarta transformación, con los 9 ganadores del estudio de opinión; el recibimiento de Manuel Bartlett Díaz, ex gobernador de Puebla y director de la CFE, al senador Alejandro Armenta, esbozando una sonrisa amable, cordial, complaciente, difícil de encontrar en un maestro conocedor profundo de la vida política de México.
directorabcd_reflexiones@yahoo.com.mx