Luis Enrique Quintero
Los “demonios” están sueltos en Tepeaca; durante las últimas 72 horas se han perpetrado al menos cuatro escalofriantes ejecuciones de tres presuntos delincuentes y de una señora que nada tenía que ver con los hechos, únicamente estaba en el lugar y hora equivocados, el llamado “daño colateral”. Apenas el 4 de agosto fue ejecutado de dos balazos el líder de la agrupación de comerciantes informales “Ignacio Zaragoza”, Luis Salazar.
A raíz de los hechos, fuerzas de seguridad, encabezadas por la Policía del Estado, han desplegado fuertes operativos de seguridad en ese municipio pero hasta el momento no se ha informado de la detención de los presuntos autores del cuádruple asesinato
DETIENEN A SEIS
Sólo seis malhechores, al parecer de poca monta, han sido detenidos entre jueves y viernes, según informó la propia policía estatal. Ellos son: Jovany N., quien cargaba 22 dosis de “cristal”, seis envoltorios de marihuana y un arma calibre .9 milímetros abastecida con 14 municiones.
Pablo N., quien llevaba 100 dosis de “cristal”, 11 de cocaína, así como una escopeta calibre .12 y un rifle calibre .22. Además, se decomisaron dos pipas para transporte de gas L.P que no contaban con los permisos correspondientes, por lo que fueron detenidos Víctor Hugo N., Armando N., Samuel N. y Francisco N., quien llevaba 160 dosis de cristal
“PELICULA” DE MIEDO
Esta trágica historia empezó la tarde del martes cuando un comando que, presumiblemente, forma parte de un cártel nacional provocó uno de los hechos más violentos en Tepeaca al ejecutar a cuatro personas, una de ellas en una balacera y a tres de los sobrevivientes de ese hecho a los que “levantó” mientras se recuperaban en un hospital.
Varios sujetos que portaban armas de alto poder, a bordo de camionetas, irrumpieron en un deshuesadero de la calle Constitución en la localidad de Santa María Oxtotipan, con el objetivo de asesinar a tres sujetos.
Las víctimas huyeron en un vehículo GMC Yukon blanco pero fueron alcanzadas y acribilladas por los sicarios que escaparon del lugar creyendo que todos los agredidos ya habían muerto pero sólo uno falleció y los otros restantes fueron llevados a un hospital donde no se brindó vigilancia policíaca, lo cual fue aprovechado por los homicidas para sacarlos del sanatorio y ejecutarlos, entre ellos la mujer que iba caminando junto al deshuesadero donde se iniciaron los sangrientos hechos.