A una semana del inicio de las campañas rumbo a las elecciones judiciales en México el próximo 1 de junio, parece que ese ejercicio vivió una especie de montaña rusa con subidas y bajadas fugaces al grado que pareciera que el proceso ya terminó.
El clímax en el arranque de las campañas que busca designar a ministros, magistrados y jueces, lo tuvo del lunes al viernes pasados cuando se viralizaron las imágenes de Lulú Ríos, una abogada que es candidata a jueza y que difundió imágenes suyas con vestimenta y poses sugerentes. Y también por el caso de aquel candidato a ministro Arístides Rodrigo Guerrero García que en un video se auto comparó con un “chicharrón preparado”.
Después de esos hechos que llamaron la atención digital por las formas y estilos mas que por la propuesta; parece que las “campañas” se borraron pese a la constante difusión de aburridos spots de radio y televisión que difunde el INE para “promover” la inédita elección y “motivar” la participación ciudadana.
Hasta el momento el rating mediático de las campañas ha sido gracias a las ocurrencias o declaraciones fuera de lugar de los aspirantes, ya que de las propuestas, iniciativas o ideas de los aspirantes prácticamente no se ha conocido nada.
Pero ojo, hay que poner atención en que esa falta de difusión y penetración de las propuestas de las y los candidatos también es consecuencia de las exageradas limitaciones que impuso la autoridad electoral a los aspirantes a los cargos.
Las limitantes para hacer campañas hacen más complicado auto promoverse, de igual modo acota el movimiento de las y los candidatos y las restricciones para ingresar a medios de comunicación frena aún más a las mujeres y hombres aspirantes.
Hasta pareciera que en lugar de allanarles el camino y facilitar la participación electoral, se está buscando todo lo contrario y ello apunta a que la elección carezca de participación y peor aún, que quienes resulten ganadores no tenga la legitimidad que merece un cargo de tal magnitud. Y ya ni decir de las versiones de aquellos que sostienen que toda la elección se trata de una farsa porque a estas alturas ya han sido palomeados los elegidos.
De acuerdo a el INE, hay 3 mil 422 candidatos para 881 puestos a nivel federal que han sido catalogados de la siguiente forma: 9 ministros y ministras de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, hay en disputa 2 magistraturas en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. También 14 magistraturas de las Salas Regionales del TEPJF, 5 magistraturas del Tribunal de Disciplina Judicial, 464 magistraturas de circuito y 386 jueces y juezas de distrito.
Sabedores de la importancia del ejercicio que no tiene precedentes en el país, es justo la razón del porque las formas tuvieron que ser distintas y que incluyeran estrategias que motivaran el interés ciudadano por votar. Y es que por lo visto hasta el momento y en consulta uno a uno, los potenciales electorales han mostrado desconocimiento total y los pocos que saben algo, refieren que el ejercicio les resulta poco atractivo y aquellos que dijeron que sí van a participar, dijeron que será un ejercicio muy confuso por tantas limitaciones y sobre todo por la cantidad de boletas para marcar.
No se trata de ponerle peros al proceso electoral, pero sí hay que ser realistas. Ojalá que en este momento histórico para la nación, las y los candidatos enfrenten el reto con innovación y creatividad en sus campañas y que logren que sus propuestas se escuchen y motiven la participación para que el ejercicio y la inversión millonaria, al final, hayan valido la pena, aunque eso realmente se ve muy complejo.
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