Nadie en su sano juicio puede asegurar que los gobiernos de Rafael Moreno Valle Rosas y Martha Erika Alonso Hidalgo fueron mejores que los subsecuentes de Morena, como lo dijo Mario Riestra Piña durante la conmemoración del sexto aniversario de la tragedia de Coronango que le costó la vida a ambos políticos.
Primero, porque Martha Erika solamente gobernó 10 días, lo que hace imposible evaluar lo que fue o pudo ser.
Segundo, porque si bien Rafael tuvo la oportunidad de convertirse en un buen gobernador, la ambición lo rebasó, prefiriendo ser un tirano persecutor que encarceló a quienes consideró sus enemigos, en lugar de ser querido y respetado. Pero si esto no bastara, planeó la construcción de obras faraónicas donde los moches y el endeudamiento por 50 años son una carga muy pesada para los poblanos.
Tercero, porque tuvo la osadía de negociar el agua que consumen los ciudadanos de la capital del estado y la zona conurbada compuesta por San Pedro y San Andrés Cholula, Cuautlancingo y Amozoc, atentando contra los derechos humanos y beneficiando a las familias Hank y Aspe Armella.
Eduardo Rivera Pérez, siendo alcalde de Puebla por el PAN, estuvo de acuerdo con la privatización del vital líquido, negándolo posteriormente cuando electoralmente le convino, cayendo en la farsa. El toluqueño también participó en la privatización del alumbrado público y las calles de la ciudad.
El saqueo ha sido brutal; no se ha detenido; están vivos los permisos similares a una patente de corso.
De todos es conocida la intentona de que se perdiera el rastro del permiso otorgado originalmente a “Aguas de México”, que se convirtió en “Concesiones Integrales” y terminó en “Aguas de Puebla”, cuyo director Héctor Durán fue cesado recientemente y está siendo investigado por presunto enriquecimiento ilícito.
Moreno Valle le puso candados al negocio del agua, siendo el mismo Durán quien aseguró que costaría al gobierno estatal 7 mil millones de pesos de indemnización si se atreviera a dar ese paso. Es decir, no bastan los abusos ni la sangría al bolsillo de los ciudadanos ni el pésimo servicio ni las quejas por tarifas altas ni los medidores obligatorios ni nada para cancelar el contrato leonino.
Aunado a esto, Moreno Valle Rosas mintió al decir que haría obras sin pedir un solo peso prestado, lanzando al ruedo los Proyectos de Prestación de Servicios (PPS) que terminaron en un engaño monumental del tamaño del Museo Internacional del Barroco, que fue llenado desvalijando los museos tradicionales de Puebla y la catedral metropolitana, además de la deuda a 30 años.
Y la “ruedota del infortunio” inservible que costó 400 millones de pesos.
Las ciclovías que fueron un fracaso.
Los puentes atirantados con múltiples defectos.
La remodelación de Casa Puebla, siendo erogados 66 millones de pesos para satisfacer el capricho del todopoderoso.
El estadio Cuauhtémoc también sufrió reformas en su estructura, costando la friolera de 718 millones de pesos y la vida de 2 trabajadores que murieron por negligencia.
El puente de la autopista México-Puebla, a la altura de la Volkswagen, costó 10 mil millones, constituyendo un cuello de botella terrible.
En todos los casos hubo facturación inflada, detonando un escándalo mayúsculo que solaparon los presidentes Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto.
POSDATA: El asesinato del niño José Luis Tlehuatle a manos de policías comandados por el secretario de Seguridad, Facundo Rosas Rosas, salpicó a parte del gabinete de Rafael Moreno Valle Rosas, entre otros a Luis Maldonado Venegas, secretario de Gobernación, quien dijo que la muerte del pequeño de Chalchihuapan fue originado por una piedra de “gran calado”; Juan Pablo Piña Kurczyn, titular del área jurídica, comparando las cabezas de cochino con la del niño José Luis, al recibir un impacto de las balas de goma que supuestamente fueron utilizadas contra campesinos de la referida población que se manifestaban por la devolución de su registro civil.
POSDATA 2: Los números resaltan que fueron 217 personas las encarceladas por el gobierno de Moreno Valle, la mayoría por cuestiones políticas. Nada que ver con lo sucedido en la administración de Miguel Barbosa Huerta, como tampoco con el manejo de los dineros del erario.
POSDATA 3: Los 600 millones invertidos en el banco Accendo son responsabilidad de la ex secretaria de Finanzas, María Teresa Castro Corro. Si bien no es poca la cantidad de dinero del presupuesto de Puebla que se perdió al declararse en quiebra la institución bancaria, no es comparable a la alta corrupción morenovallista que aún es elogiada por los que fueron sus protegidos.
De cualquier forma, serán sancionados los funcionarios de la era barbosista.
¿Y los morenovallistas que participaron en los grandes negocios turbios, qué?
La deuda que heredó Rafael Moreno Valle Rosas alcanza los 47 mil millones de pesos; sin embargo, hay estudios que advierten que oscila entre los 64 y 76 mil millones.
¡Casi nada!
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