Por: David Mancera
En medio de esta crisis sanitaria si hay algo que no podemos olvidar es la salud mental de nuestros niños, niñas y jóvenes. En este contexto, las autoridades gubernamentales deben por mandato constitucional garantizar el derecho a la salud mental de la ciudadanía y por lo tanto, se hace urgente a nivel de Estado impulsar una agenda de prevención.
Identificando la importancia de prestar atención a los impactos psicosociales de la pandemia, la primera ministra de Noruega tuvo una idea genial: conversar con los niños directamente y responder sus preguntas para tratar de entender qué les estaba pasando y cómo el encierro en casa los está afectando.
En países como el nuestro -cuya realidad socioeconómica dista años luz de la del país escandinavo calificado como uno de los más democráticos del mundo- la desigualdad social significa que para muchas familias el #QuédateEnCasa y el #Homeoffice simplemente no son opción. Niños, niñas y jóvenes están conviviendo -o lo harán en un futuro cercano no sólo con el encierro y la enfermedad sino también con la pérdida de trabajo de la mamá, la reducción del salario del papá o con la angustia de sus cuidadores frente al intento de llevar comida a la mesa y no contagiarse en el intento. ¿Como sociedad estamos conscientes de su vulnerabilidad? ¿El Gobierno los está escuchando?
A nivel internacional, Chile es uno de los países con peor salud mental. Niños y niñas menores de 6 años lideran el “ranking” y los estudiantes de entre 6 y 18 años tienen casi el doble de enfermedades mentales comparadas con indicadores internacionales. La investigación demuestra que la prevalencia de problemas de salud mental luego de una catástrofe aumenta de un 8% a un 50%. De ahí la importancia de impulsar una agenda de prevención para enfrentar la actual emergencia y fortalecer programas que han resultado exitosos.
Con más de dos décadas de trayectoria y reconocimiento a nivel internacional, el Programa Habilidades para la Vida (HPV) -implementado por Junaeb– es un modelo de intervención psicosocial que incorpora acciones de detección y prevención del riesgo, promueve estrategias de autocuidado y desarrolla habilidades para la convivencia de los diferentes actores de la comunidad escolar. Siguiendo los lineamientos de la Organización Mundial de la Salud trabaja con redes comunitarias, apoyando a docentes y directivos para que a la vez apoyen a los niños y sus familias. Hoy está presente en 185 comunas, en más de 2.500 establecimientos educacionales atendiendo a más de 700 mil estudiantes.
En situaciones de crisis que como sociedad hemos enfrentado HPV se ha consolidado como una respuesta efectiva para abordar los problemas de salud mental en las comunidades escolares más vulnerables; es un pilar fundamental en la red de apoyo psicosocial que podemos brindar, a través de la escuela, a las familias más pobres del país. Frente a la emergencia actual, HPV está trabajando y reorientando sus directrices para, acorde a los nuevos desafíos, continuar apoyando vía remota a cientos de directores y a miles de profesores para prevenir y contener problemas de salud mental latentes en la comunidad educativa.
El Programa de Gobierno (2018-2022) declara promover y compatibilizar principios fundamentales, entre ellos, la justicia y la solidaridad, manifestando un compromiso con la protección a la infancia. En medio de esta pandemia, donde los problemas de salud mental emergen silenciosamente transformándose en una grave amenaza, nos complace saber que el Ministerio de Educación ha escuchado a quienes han pedido a viva voz que el Programa Habilidades para la Vida no sólo se mantenga sino que se fortalezca.