Independientemente de que se aclare legalmente el supuesto despojo de terrenos a familias de San Pedro Zacachimalpa, durante el rectorado de Alfonso Esparza Ortiz en la BUAP, para construir Ciudad Universitaria 2, también es trascendente saber el fondo de la división de la institución durante las elecciones del 2 de junio, que nada tiene que ver con la diversidad del voto que en cualquier institución o sector social existe, sino por los enconos que construyeron grupos al interior que buscaron por todos los medios estropear la candidatura de Alejandro Armenta, coadyuvando a la posibilidad del triunfo del PAN con Eduardo Rivera a la cabeza.
No puedo asegurar que en esta encrucijada estuviera involucrada la rectora Lilia Cedillo Ramírez, por aquello de que no le gusta la política, aunque la Benemérita respire y se alimente de la misma, pero sí afirmo que, grupos que sirvieron al morenovallismo, primero le apostaron e invirtieron en Ignacio Mier Velazco en la interna de Morena, creyendo que el legislador era en verdad el alfil del presidente López Obrador, lo que resultó una mentira monumental.
Al perder, alentaron las candidaturas de Eduardo Rivera Pérez, lanzando petardos a través de panistas cercanos a él, como el fanático panista Jesús Saldívar, obedeciendo órdenes del mismo Ignacio Mier. Todos envenenados por la venganza.
Hicieron lo mismo con Mario Riestra Piña, utilizando a Sagrario Conde, quien trabajó o trabaja dentro de la BUAP.
Tras bambalinas, Marcos Castro movía las piezas al son de la música de Lalo, con la complacencia de Augusta Díaz de Rivera, la asesoría de Javier Lozano Alarcón y el permiso expreso del fracasado Marko Cortés.
Si se perdía la gubernatura, les quedaría la alcaldía como la fortaleza para hacer la guerra a Armenta, como desde 2005 hicieron Enrique Doger Guerrero y Nacho Mier contra Mario Marín Torres, por eso llegó la cascada de vituperios contra Pepe Chedraui, arropando con denuedo a Mario Riestra Piña, soñando que el sobrino de Mariano Piña Olaya se transformara en el salvador si la gubernatura no la conseguían.
Esos grupos echaron mano de algunos directores y dueños de universidades privadas incorporadas a la BUAP; de maestros jubilados que compitieron por la rectoría y hoy buscan incrustarse en el armentismo; de gente agresiva acostumbrada a chocar y agredir. Asimismo, soltaron dinero a medios de comunicación para tener eco en su ofensiva, maltratando a los que no se prestaron a sus planes.
¿Nombres?
Lo hay y son bien conocidos.
Irán saliendo poco a poco, a pesar de que hacen lo imposible por pasar desapercibidos mientras el tiempo borra sus actuaciones ignominiosas.
POSDATA: Tendrá algo que ver en la trama política Alfonso Esparza Ortiz, acusado de desviar 671.4 millones de pesos de la BUAP, según advierte la carpeta de investigación 028/2020/UEIORPI.
Tuvo Esparza una gran cercanía con Rafael Moreno Valle Rosas y un cúmulo de consideraciones.
POSDATA 2: ¿Y Enrique Agüera Ibáñez?
Algunos dicen que está totalmente retirado de la política; otros argumentan que, junto con Esparza, tuvieron injerencia en la postulación y luego designación de Lilia Cedillo Ramírez como rectora de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, sin que esto signifique demeritar el talento y capacidad de la maestra investigadora
POSDATA 3: BUAP, la encrucijada, no es un invento, es una realidad.
Ya se verá.
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