El Slavia arrolló por momentos a los azulgranas, salvado por Ter Stegen, otra vez Ter Stegen, y por el achique puntual de Piqué y Lenglet, que despejaron un puñado de remates que iban directos al marco. El Barça perdonó las suyas y sufrió como también lo hizo en Dortmund y frente al Inter de Milán, incapaz de gobernar los partidos ni de ser regular en el juego, aunque los resultados le estén dando la coartada perfecta. El arreón final de los checos, conmovedor, hizo temblar al Barça, que sin embargo sale líder en el ecuador de la primera fase. Atendiendo al fútbol, no se sujeta este liderato en Champions, un Expediente X de manual.
Cuánto le tiene que agradecer el Barça a Ter Stegen en esta Champions, salvador en Dortmund, contra el Inter y también en Praga. El alemán, en plena carrera por ser el mejor portero del mundo en el galardón Yashin, volvió a demostrar que su nivel es top mundial. Por alto y por bajo, desde cerca y desde lejos, sólo le batieron cuando los remates son realmente imparables. Que los azulgranas sumen siete puntos hasta ahora tiene muchísimo que ver con sus paradas. Tal fue el enfado que Ter Stegen mandó un aviso al acabar el encuentro: “Ya es hora de hablar de algunas cosas”
Messi suma y sigue, 15 temporadas consecutivas marcando en Champions, esa copa linda que tanto anhela. El argentino corrió para recuperar y marcar el primero recién iniciado el partido. Intermitente y sin llegar a conectar con Griezmann, se activó después del golpe con Boril. Tuvo un par de ocasiones claras, pero esta vez no encontró portería.
Por contra lo de la sequía de Suárez a domicilio es digno de estudios paranormales. En Mánchester provocó el gol pero fue en propia puerta de Shaw, misma situación que en Praga. A efectos morales el gol es suyo, pero no para la estadística. Antes y después gozó de ocasiones claras para enterrar el fantasma. Pero, por ahora, el último gol que firmó Suárez a domicilio en la Champions fue el 16 de septiembre de 2015, contra la Roma.
Seguramente no se imaginaba que, siendo lateral zurdo, marcaría un gol al Barça. Jan Boril voló en ataque para que el Eden Arena se viniera abajo y soñara con la machada. Marcó y tembló Praga. Tal revolucionado iba que se jugó la expulsión pegando un codazo en el estómago a Messi sin balón que se quedó en amarilla. Un volcán.
Marca-Hugo Cerezo