Alejandro Armenta, cerró con gran éxito su precampaña con miles se simpatizantes, mientras que el Eduardo Rivera, pareció más bien una reunión familiar.
No cabe duda que el recorrido que ha mantenido por 34 años en las calles de todo el estado de Puebla, se ve reflejado en cada evento en el que aparece el precandidato único al gobierno Alejandro Armenta.
Tal y como fue el caso de su cierre de precampaña en San José Chiapa, donde fue cobijado no sólo por las dorigenfias que conforman la megacoalición, sino de los miles de simpatizantes que lo siguen para escuchar su mensaje de cambio y transformación.
Caso contrario de Eduardo Rivera, quien en su cierre en Quecholac, pareció ser más bien una reunión familiar, pues a modo de fiesta de 15 años, con mesas y sillas manteladas, concluyó la primer etapa con muy poca gente a pesar se contar con su candidata presidencial Xochitl Gálvez.
No cabe duda, que vivimos momentos de cumplir un requisito más que la lucha de ver quien ganaría la gubernatura de Puebla, pues está más que claro, que a Eduardo Rivera, le falta no sólo poder político, sino trabajo social y humanitario que sólo Armenta a logrado a lo largo de los años.
Por cierto, una cosa es sumar y apoyar al candidato ganador y otra hacer berrinche a pesar de la edad, la juventud, no va peleado con la madurez política y social, tal y como fue el caso de Dafne Santamaria, líder juvenil que se emberrinchó en pleno cierre solo por pedirle que no tomara lugares que no le correspondía, amenazando con quejarse y poner en contra a su gente con los medios de comunicación.