Atrás quedaron los años de gloria del PRI; de disciplina dictada por la cúpula; de hegemonía política sin rival que le hiciera sombra; de lucha interna por ganar candidaturas, bastando ser amigo del poderoso.
Nadie imaginaba que, al paso del tiempo, el Revolucionario Institucional iría a parar al tercer lugar nacional en las preferencias políticas; tampoco que se aliara con su odiado rival el PAN, quedando como cola de ratón; menos que el otrora poderoso partido sea despreciado por la militancia, provocando una desbandada de sus principales cuadros.
Sus sectores campesino, obrero y popular, atraviesan por un proceso de inanición dirigidos por el ambicioso Alejandro “Alito” Moreno, que ha lanzado al basurero del olvido los estatutos que alguna vez consideraron al partido como un ente político popular, democrático, progresista e incluyente, siendo en la actualidad un descarado mercado de colocaciones al servicio del mejor postor.
Las negociaciones por el botín entre “Alito” y Marko Cortés en Coahuila, es un ejemplo.
Otra demostración es la venta de candidaturas por parte del líder priista en Puebla, Néstor Camarillo Medina, quedando al descubierto con el audio escándalo de la alcaldesa de San Pedro Cholula, Paola Angon Silva, hecho que será denunciado formalmente, pues constituye un delito.
Es penoso ver al alcalde de Chignahuapan, Lorenzo Rivera Nava, felicitar a Néstor por su candidatura al senado, llamándole hermanito, cuando sabe que fue impuesto por Enrique Doger y “Alito” Moreno, dándole una patada a su papá Lorenzo Rivera Sosa. ¿Bien vale hacer mutis por una candidatura a diputado local?
Historias como las citadas hay docenas.
Han pasado 95 años desde su fundación en el Teatro de la República en Querétaro, naciendo como PNR en 1929, bajo la batuta de Plutarco Elías Calles, reconstituyéndose en PRM en 1938 bajo el gobierno de Lázaro Cárdenas, hasta que, en 1946, durante el régimen del general Manuel Ávila Camacho, adopta el nombre PRI.
“Haiga sido, como haiga sido”, diría Felipe Calderón, el PRI hizo fiesta entre reclamos por la negociación de posiciones; malestar por el abuso de Moreno Cárdenas; el éxodo de las bases por tener de candidata presidencial a la panista Xóchitl Gálvez, quien no quiso vestir blusa roja en honor del priismo, pero sí una color fucsia que no la relacione con el añejo partido de “Alito”.
Aliado el PRI con el PAN, PRD y PSI, hará un intento el 2 de junio por sobrevivir, buscando el arribo de nuevos líderes con identidad y leales convicciones.
POSDATA: Si la candidatura a la alcaldía de San Pedro Cholula le costó a Paola Angon 2.5 millones de pesos, ¿cuánto cobró Néstor Camarillo por municipios más importantes y por las diputaciones locales y federales?
Que conteste su hija María Fernanda Angon Silva, quien en un lapso récord pasó del PAN al PRI y finalmente a Morena. Sin merecerlo, es candidata a diputada por el distrito 17.
POSDATA 2: ¿Por qué Lorenzo Rivera Nava ha soslayado la jugada sucia que hizo Néstor Camarillo Medina para desplazar a su papá? Esto no es suposición; es la verdad.
Le contaré un breve pasaje de mi vida al alcalde de Chignahuapan: Siendo director de deportes en El Sol de Puebla mi papá Ángel García López, criticaba duramente la forma de jugar del equipo Puebla; al mismo tiempo, yo entrenaba en el Alpha 3 en las reservas del equipo de la franja con el famoso “Gordo” Francisco González Gatica, estando a un paso de debutar en primera división, Mi edad fluctuaba entre los 16 y 17 años.
Emilio Maurer Espinosa, dueño de la escuadra camotera, redactó una carta y la entregó al director regional Antonio García Quevedo, acusando a mi padre de chantaje, siendo suspendido 3 meses que tuvo que aguantar parado 8 horas diarias junto al elevador del primer piso, mientras se solucionaban las cosas. Si Ángel llegaba a fallar, sería considerado culpable, despedido y sin derecho a liquidación, además de procesado por el delito.
Mi papá soportó la humillación a sabiendas de su inocencia.
González Gatica, era amigo de Ángel. Se conocían desde jovencitos. Quizá eso fue lo que ablandó su corazón y escribió de su puño y letra otra misiva a García Quevedo, aclarando que eso era una infamia y que nunca hubo chantaje, que la crítica al Puebla era merecida.
Todo volvió a la calma, dando mi padre una muestra de dignidad, honestidad y profesionalismo.
En plena crisis, a mí me dieron a elegir entre seguir entrenando o apoyar a mi papá. Me lo preguntó el “Gordo” y mi padre me pidió que siguiera jugando; no quise escuchar. Mi respuesta fue: Me quedó con mi papá.
Nunca me he arrepentido de esa decisión.
Muchas veces estuve con él platicando junto al elevador viendo pasar al director, al jefe de redacción, reporteros y fotógrafos, saludando y alejándose entre cuchicheos.
Detesté por siempre a Emilio Maurer, hasta la fecha. Y vive.
Mi ilusión de ser futbolista profesional ahí quedó, la cambié por lealtad a mi papá.
Lorenzo Rivera Nava, tendrá la oportunidad de ser diputado gracias a su “hermanito” Néstor Camarillo, aunque éste haya apuñalado a su papá en el PRI estatal con la protección e impulso de Enrique Doger Guerrero y “Alito” Moreno.
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