El gobierno del estado de Texas, Estados Unidos, ejecutará a Abel Revill Ochoa, el mexicano, asesinó a su familia el 4 de agosto de 2002, según dijo en un momento en que fue que “poseído por el diablo”.
Casi 18 años después, el hombre oriundo de Vicente Guerrero, Durango, al norte de México, llegará a la camilla de la prisión de Huntsville, donde se le aplicará la una dosis letal del sedante pentobarbital, procedimiento comúnmente conocido como la inyección letal.
Pese a todos los recursos presentados por la defensa del sujeto que mató a su esposa, sus dos hijas pequeñas, su cuñada y su suegro, las autoridades de Texas prevén que la inyección letal sea pasadas las 18 horas.
El crimen del mexicano “poseído por el diablo”
Abel Revill Ochoa, paso de ser trabajador de equipo pesado, según consta en la ficha del Departamento de Justicia Criminal de Texas, a un multihomicida que terminó con la vida de su familia el domingo 4 de agosto de 2002.
Aquel día, Revill Ochoa regresó de la iglesia y utilizó 10 dólares para comprar crack, droga a la que era adicto y que consumió en su totalidad antes de perpetrar el crimen que se conoció como el “Caso Avena”.
Después de terminar con los 10 dólares de crack el mexicano tomó un arma de fuego que tenía cargada en el armario de la habitación. Una vez con la pistola en su poder se dirigió a la sala donde estaba Cecilia, su esposa de 29 años y le “disparó fatalmente”, consta en la ficha oficial.
En el ataque, que después dijo fue porque estaba “poseído por el diablo”, mató a su pequeña hija de 9 meses, a su cuñada y a su suegro. La masacre no terminó ahí, pues el hombre de entonces 30 años asesinó a su hija de 7 años mientras corría intentando huir de su padre.
- Como resultado de la agresión, hirió a otra de sus cuñadas quien logró sobrevivir.
Una hora después del multihomicidio, Revill Ochoa fue detenido sacando dinero de su esposa en un cajero. Según su defensa, el hombre tuvo un delirio inducido por las drogas, pues Abel aseguró que el diablo lo poseyó. A pesar del argumento, el jurado lo condenó a pena de muerte en 2004.