El presidente de Morena –aún sin reconocimiento oficial—, el diputado Jesús Ramírez Cuellar, ya comenzó a patear el pesebre con su autocrítica de que el partido se convertirá en un zombi si sigue con sus pleitos internos.
Y aunque es cierto que los hechos políticos, sociales y económicos le han pasado desapercibidos al partido en el poder; también es cierto que en política la autocrítica está mal vista. Sin embargo, en esta trifulca morenista queda claro que la práctica de “comer sapos sin hacer gestos” ha quedado rebasada.
El primero en hacer gestos ha sido el presidente Obrador, quien se dijo avergonzado del conflicto interno y hasta anunció su salida, si la situación no se resuelve.
De ser así, los perjudicados serían los morenistas, pues el líder ya consiguió la máxima aspiración, la Presidencia de la República. Con la salida de Obrador, la militancia quedaría a la deriva; como le sucedió al PRD, partido que vivió a la sombra y cobijo del tabasqueño, sin hacer méritos propios ni trabajo partidista, como le está pasando hoy a los militantes de Morena.
Si el popular López Obrador está condenado a perder simpatías por el desgaste mismo del poder; imagínense los grises personajes que le siguen, como otrora los chuchos y hoy Yeidckol Polevnsky, que no construyen nada.
Por eso es muy acertada la visión del presidente interino, Ramírez Cuellar, de que Morena se encamina a ser un zombie si no pasa del pleito al trabajo propio de un partido. Las elecciones intermedias están en puerta y Morena sigue rezagada y perdiendo votos. Las urnas lo demostrarán.
Diputada Laura Rojas, los suyo son los viajes
Lo suyo, lo suyo, de la presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, la panista Laura Rojas, es la diplomacia parlamentaria. De ahí que mientras los legisladores de Morena insisten –al igual que el mandatario federal de que la mejor política externa es la interna–, para la diputada oriunda de la capital del país, es al revés.
Ella prefiere estar menos tiempo en el Congreso y más haciendo viajes. Así lo dijo en conferencia de medios este martes, en que anunció diversas salidas al extranjero. La primera del año, a Canadá, el 24 y 25 de febrero.
Eso sí, ante la mecánica austera de los legisladores de Morena, que son los mandamás en San Lázaro, la diputada presidenta no se ha detenido y desde el año pasado realizó viajes pagados por ella misma. Pues bajo la idea de la austeridad, los diputados morenistas –que hacen mayoría– han cancelado el pago de los viajes al extranjero.
Así, ante su visión de aprender de los parlamentos de otros países, la diputada Rojas Hernández emprenderá diversos viajes al extranjero, de los cuales sólo reveló este martes el de Canadá, donde buscará conocer con sus homólogos norteamericanos, cómo regularon el uso lúdico de la mariguana.
Agenda legislativa contra reloj
Dentro de la agenda legislativa que deberán trabajar contra reloj diputados y senadores, se encuentra la regulación del uso lúdico de la mariguana, para cuya dicataminación los legisladores tiene hasta el 30 de abril próximo para aprobarlo; pues es mandato judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, tras el triunfo en la Corte de un caso de consumo recreativo de la cannabis.
Asimismo, la regulación para la reelección de legisladores deben abordarla los diputados, cuyo tiempo límite para su aprobación es el 31 de mayo; de lo contrario, el INE delineará las bases para la reelección en 2021.
Tentativamente, uno de los requisitos para la reelección de diputados podría ser que los contendientes no deben pedir licencia para hacer campaña, sino concluir el cargo. No obstante, esa discusión comenzará en las siguientes semanas. A ver qué tan exigentes serán los legisladores consigo mismos, en busca de su reelección.
Y para no dejar, recordemos que toca también a los diputados elaborar las leyes secundarias de la Ley de remuneraciones de los servidores públicos, donde deberán establecer los criterios para fijar el salario del presidente de la República, base para fijar las percepciones en la administración pública, tras aprobarse el año pasado, de la reforma para que nadie gane más que el presidente de México.
Un criterio muy válido vertido por los molestos servidores públicos que verán disminuido su salario con esta reforma, es que se considere que el mandatario federal no gasta en nada, ni en gasolina, colegiaturas, comidas, viajes… todo lo paga el erario; y el resto de los trabajadores, sí.