¿Dónde quedaron las rémoras que se alimentaron del morenovallismo?
No se equivoca el Gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta en buscar extinguir obras fraudulentas, desfalcos financieros, suntuosos complejos inmobiliarios producto del despojo de tierras, concesiones leoninas y maltrato a los grupos más débiles de la sociedad, resaltando su desprecio a los pobres, campesinos e indígenas.
No puede haber olvido.
Si se exige una disculpa pública a España por la barbarie en la conquista de México, encabezada por Hernán Cortés hace 500 años, es absurdo pasar por alto las agresiones de los gobernantes mexicanos contra los propios ciudadanos mexicanos, valga la comparación en su justa dimensión.
Puebla, el cuarto Estado más importante de la República, navegó en la zozobra, la pobreza y hambre; entre la manipulación de la ley y las ambiciones aviesas de Rafael Moreno Valle, quien fuera Gobernador surgido del Partido Acción Nacional, pero criado entre la opulencia priista.
Tuvo permiso de la federación para actuar como quería. Su complicidad con Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto, no se ocultó.
Lo pregonaba con soberbia.
El cacicazgo en el Estado resurgió; la guerra de castas renació.
Prevaleció la frivolidad con la realización de obras ostentosas por sobre las necesidades ingentes de la población; se enarboló la supremacía de una Constitución estatal por encima de la Carta Magna de 1917 con todo y sus enmiendas. La “Ley del Despojo”, que aprobó el Congreso local por iniciativa de Eukid Castañón, brazo armado de Rafael Moreno Valle, fue un retroceso, una agresión burda a la propiedad privada y a la certidumbre patrimonial.
El lema del ex mandatario del PAN fue: “La tierra es de quien la expropia y la arrebata”, contrario totalmente al legado del Caudillo del Sur, Emiliano Zapata.
Nadie estuvo a salvo en Puebla.
La JUSTICIA es un término cualitativo que se extravió en Puebla.
El empleo escaseó; cundieron los despidos masivos; crecieron los hambrientos y desarrapados; revivieron los encarcelamientos políticos y se llegó al crimen.
La perversidad y la tiranía se transformaron en azotes de la conciencia colectiva.
¡Qué desgracia!
Puebla, clama justicia.
Los verdaderos beneficiarios de Rafael Moreno Valle, se esconden, pero se dan tiempo de lanzar tarascadas, incluso desde España, nueva morada de Antonio Gali Fayad.