La reunión que sostuvieron el Gobernador Miguel Barbosa y el Senador Alejandro Armenta, ojalá sirva no sólo para coordinar los esfuerzos en la gestión de más recursos públicos para el Estado de Puebla, sino para limar asperezas políticas que llegaron a marcar temperaturas elevadas.
La sonrisa de ambos parece situar la posibilidad de dejar atrás la lucha encarnizada que orquestó Armenta, quizá alentado, pero de cualquier forma consciente de lo que esto podría producir cuando se jugaba la elección constitucional.
En política, no todo lo que se ve o se oye es cierto.
¿Cuándo se está ante la verdad?
Adivina, adivinador.
Entre Barbosa y Armenta hubo apretón de manos.