“No hay miedo, hay coraje”, se lee en una cartulina colocada frente a la presidencia municipal
Josél Moctezuma
El municipio de San Salvador Huixcolotla quedó sin fuerza policial luego de que todos los elementos de la corporación municipal presentaran su renuncia, tras el violento ataque armado del fin de semana que dejó tres policías muertos, entre ellos la comandante Yusmani Monterrosas Apolinar, en la escena encontraron más de 90 cartuchos percutidos.
El atentado ocurrió sobre el bulevard Cuauhtémoc, esquina con Avenida 16 de Septiembre, cuando al menos siete sujetos armados emboscaron una patrulla municipal. En el lugar fue hallada una narcomanta con amenazas, presuntamente vinculadas a grupos delictivos que operan en la región.
Fuentes del Ayuntamiento confirmaron que, tras el ataque, los agentes entregaron sus armas y uniformes, argumentando falta de garantías y condiciones de seguridad para continuar en el cargo.
Las instalaciones de la comandancia permanecen cerradas y las patrullas bajo resguardo estatal.
El titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), Francisco Sánchez González, lamentó los hechos y aseguró que el Estado no dejará sin protección al municipio.
“Lamentamos profundamente la pérdida de tres elementos que cumplían con su deber. La prioridad es garantizar la seguridad de las familias de Huixcolotla. Desde este momento, la Policía Estatal y la Guardia Nacional han asumido el control operativo en la zona”, declaró el funcionario.
La SSP reforzó los patrullajes y trabaja en coordinación con la Fiscalía General del Estado (FGE) para esclarecer el atentado.
Por su parte, el presidente municipal, Manuel Alejandro Porras Florentino, confirmó la renuncia total de la corporación y reconoció el miedo que enfrentan los agentes ante la violencia.
“Mis policías tienen familias, y hoy el miedo los obligó a tomar una decisión dura. Pedimos el apoyo del Gobierno del Estado y de la Federación para no dejar a nuestro municipio a la deriva”, expresó.
Mientras tanto, la Fiscalía de Puebla mantiene abiertas varias líneas de investigación relacionadas con amenazas previas y disputas por el control de territorio en la zona del Triángulo Rojo.
La comunidad permanece bajo vigilancia estatal y con un visible despliegue de fuerzas federales, en un intento por devolver la calma a una región golpeada por la violencia.
