Los connotados morenistas a quienes se les ha visto realizando viajes de primera clase y con estilos de vida que exhiben lujo y excesos de recursos, lejos de hacerle un bien a la 4T solo le ponen en la torre al partido oficial y lo peor de todo es que pese a la condena social, hay quienes desde Morena justifican que todo se trata de críticas sin sustento de parte de la oposición. ¡¡¡Vaya, vaya!!!
Cuando vemos las vacaciones de lujo por Europa que se dan diputados federales, o bien aquellos viajes porJapón de parte de algunos dirigentes del mismo partido y los días de descanso en centros vacacionales exclusivos de México, también por parte de los políticos ligados a la cuarta transformación,esas conductas echan por la borda aquel discurso de que ellos son diferentes.
Toda esa arenga relacionada con la austeridadrepublicana, con la justa medianía o de primero los pobres, se vuelven palabras pisoteadas e ignoradas por aquellas mujeres y hombres que simularon tener tatuados esos principios. Lo peor de todo es que losmismos personajes -cínicamente- le embarran a la sociedad sus ostentaciones, se escudan en que tienen derecho a descansar, a viajar y que las críticas están fuera de lugar.
El impacto negativo a esos “ejemplares militantes” no se queda solo en el partido o en una ideología, los alcances pasan por la presidenta de México y el ex presidente López Obrador. El fundador de Morena se ha de revolcar del coraje al ver que lo que tanto cuidó, tanto defendió sea ignorado hasta por sus propios hijos que han sido los principales protagonistas de esos resbalones de lujo.
Muchas mexicanas y mexicanos aún recuerdan (aunque no lo creyeron) ese discurso de Andrés Manuel cuando afirmaba que vivía con un par de zapatos, que solo traía en la cartera 200 pesos, que únicamente tenía 3 trajes y tienen presente aquel adjetivo despectivo de “aspiracionistas” a las y los ciudadanos que buscan mejores condiciones de vida.Hoy los vástagos de AMLO ponen en tela de juicio ese discurso porque su estilo de vida es otro.
Por si no fueran suficiente esos bochornosos momentos, hay que sumar las desafortunadas conductas y discursos de personas como Adán Augusto López -hoy llamado el diputado barredor- tratando de justificar lo injustificable luego de la revelación de que su ex secretario de Seguridad durante su sexenio como gobernador de Tabasco, tenía ligas con grupos criminales.
Creyendo que sus niveles de aceptación social son tan amplios y que sus bonos son similares a los que registra Claudia Sheinbaum, esos morenistas “fifis” han osado han defenderse y justificar sus excentricidades. Y sumado a esa soberbia, en la mente de algunos de ellos están las próximas candidaturas rumbo al 2027. ¡¡¡Se paaasan!!!
Tratar de endilgarle a la oposición la autoría de una campaña de desprestigio a los mencionados morenistas, carece de sustento y lógica cuando es del conocimiento popular que los partidos opositores -en estos momentos- no podrían organizar ni una porra ni para ellos mismos.
Las dirigencias de Morena tienen mucho por hacer y no se trata solo de un jalón de orejas. La tarea no es únicamente para María Luisa Alcalde, sino para las presidencias estatales que en lugar de tratar de justificar a esos malos ejemplos, deberían ser estrictos en la aplicación de los valores e ideología de un partido que dijo que estaría del lado de los pobres.
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