RESUMEN DE LA FERIA 2025

EL CONSENTIDO

Diario ABC Puebla

Durante la precampaña a la gubernatura del estado, se decantó abierta —y descaradamente— por Ignacio Mier Velasco, a quien llamaba “su amigo” y por cuya pretendida cercanía afirmaba que él, y solo él, sería “el hombre fuerte” del Poder Judicial estatal.

Sin embargo, sus pretensiones —al igual que las del nefasto Juan Pablo Piña Kurczyn, quien ya se sentía Fiscal General— se vinieron abajo cuando Alejandro Armenta arrasó en la contienda interna de Morena y se hizo de la candidatura al Gobierno del Estado, ganando después la elección constitucional con más de dos millones de votos.

Aun así, y ante la falta de un liderazgo sólido en la Judicatura poblana, nuestro personaje —primero como juez nombrado consejero y luego como magistrado— logró colocar a sus incondicionales como administrador general de juzgados y como administradora de juzgados civiles, ambos pertenecientes a la Dirección de Seguimiento del Consejo de la Judicatura Estatal.

Además, acomoda a los jueces de su grupo (por no decir de su mafia) en adscripciones cercanas o en lugares de privilegio, mientras que quienes —afortunadamente— no formamos parte de ese clan, somos relegados —y lo seguimos siendo— a los rincones más lejanos del territorio poblano, siendo tildados de “conflictivos” por el simple hecho de no doblar la rodilla ante cualquiera, sino únicamente ante el Ser Supremo.

Pero la política no es una ciencia exacta. Al contrario: es la única disciplina del saber humano en la que lo que hoy es, mañana deja de ser, y en la que, por más increíble que parezca, los muertos reviven.

Como decía un excelente gobernador, muy querido por los poblanos:
“En política no puedes pisar una cucaracha, porque el día de mañana esa cucaracha puede llegar a ser tu jefe.”

Y prueba de ello es la permanencia, hasta 2027, de este Consejo de la Judicatura, en el que uno de sus miembros se dedicó a perseguir denodadamente al actual titular del Ejecutivo Estatal, bajo las órdenes de Eukid Castañón Herrera.

Por eso, quien hoy lleva el papel protagónico en nuestra historia no solo logró sobrevivir al cambio de administración estatal, sino que ahora presume —otra vez— que él y solo él manda en el Poder Judicial, alardeando de sus excelentes relaciones con la administración armentista.

Tan es así, que ya está haciendo compromisos a diestra y siniestra como el nuevo “consentido” del jefe político del estado.

A veces, algunas personas no entienden que no entienden.

Me explico: el señor gobernador, con la claridad y contundencia que lo caracteriza, ha sido enfático al señalar que ningún juez o magistrado puede utilizar su nombre, y que la única comunicación del Poder Ejecutivo con el Judicial será exclusivamente a través de sus respectivos presidentes.

Bajo esa perspectiva… ¿de verdad nuestro personaje creerá que es el consentido de quien guía con certeza los destinos de la entidad?

Y lo peor es que esa megalomanía es contagiosa, pues hoy por hoy, cierto juez civil de Tehuacán —de muy mala fama pública por provenir del grupo de una candidata frustrada a magistrada federal— asegura que ya fue “llamado de allá arriba” para integrarse en los próximos días al Consejo de la Judicatura local.

Señores:
Las cosas se ganan con lealtad —no de ahorita, sino de siempre—, con honestidad, y sobre todo con trabajo… con mucho trabajo.

Pero ¿qué podemos esperar de quienes, como Narciso, ven su imagen reflejada en el agua y se enamoran de ella?

¡Cosas veredes, amigo Sancho!
Proclamaría el augusto hidalgo Don Quijote de la Mancha.

Veremos y diremos.

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