Pendientes con la rigidez de su mirada, una perla en cada uno, y una sonrisa imperdible. En color blanco, como su blusa-suéter y la punta de sus uñas acertadamente cortadas. El set corporal fue el correcto para revelar: “me avisaron ayer (domingo 2), que el presidente Trump quería hablar conmigo”. Y Claudia le hizo el favor (diplomático) de contestar a Donald.” Vamos a negociar el tema de los aranceles, y en términos de conformidad bilateral”, espetó la presidenta de México. Traducido a nuestro español mexicano, Trump prácticamente respondió que le diera chance de un mes, para consultarlo con sus patrocinadores y asesores. Fue una charla de 45 minutos, en los que Trump reconoció los pendientes que tiene con su país. Y con México.*Antes de dar a conocer esta conversación Sheinbaum-Trump, los mercados europeos, de Asia y EEUU cayeron, pues México es su principal maquilador y exportador.
China no sufre, pues es el principal prestamista, agiotista de la economía y la deuda interna de los Estados Unidos. Tema pendiente para Trump. *Donald supo hoy que no se manda solo. Depende del dinero de los corporativos y ciudadanos que, al final de las cuentas, pagarían los aranceles, ante el incremento de los precios de los productos que importa Estados Unidos, incluyendo las drogas.
Trump ya casi entendió que es el CEO, el gerente, el “chalán” al servicio de sus billonarios patrocinadores. Otro pendiente para él y su país. *Con la frialdad que caracteriza a los asiáticos, a través de sus agencias informativas, los grandes apostadores comerciales ya advirtieron: “en las guerras comerciales no hay un ganador”. El escalofrío que me invadió no quedó pendiente. *Los aretes blancos de Claudia hicieron lucir su inteligencia y la suavidad de sus manos duras. Ligado a su cabello tensado con gel. Una imagen ligada también a sus pendientes blancos, hoy bien lucidos en los lóbulos de sus orejas. Los pendientes de Claudia.
Hoy aplastaron a Trump.