El presidente electo define a su homóloga mexicana Claudia Sheinbaum como ”una mujer maravillosa” en un discurso en el que niega que Musk le esté minando su poder
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, añadió este domingo uno más a la lista de asuntos pendientes para su primer día en el Despacho Oval, cuando asuma el cargo al frente de la primera potencia mundial el próximo 20 de enero. ”Todos los miembros de pandillas extranjeras serán expulsados y designaré inmediatamente a los cárteles [del narcotráfico] como grupos terroristas extranjeros. Lo haré de inmediato”, declaró durante un foro de la organización ultraconservadora sin ánimo de lucro Turning Point en Phoenix (Arizona), que se dedica a difundir los valores MAGA [Make American Great Again, devolvamos su grandeza a Estados Unidos] por colegios y universidades estadounidenses.
”Desataremos todo el poder de las fuerzas de seguridad federales: el ICE, la Patrulla Fronteriza, la agencia de narcóticos [DEA] la comunidad de inteligencia y [aplicaremos] sanciones financieras para expulsar a las bandas criminales migrantes que están asesinando, violando y mutilando a nuestros ciudadanos. Nos desharemos de ellos (…) deportaremos, desmantelaremos y destruiremos esa red que opera ilegalmente en suelo estadounidense”, dijo Trump en un discurso jaleado por centenares de sus seguidores.
No es la primera vez que el presidente electo pinta un panorama apocalíptico que no se corresponde exactamente con la realidad para anunciar mano dura con el narco mexicano y también con las autoridades del país vecino. En este caso, Trump estaba hablando del caso de Aurora, una ciudad de Colorado que se convirtió durante su campaña en un ejemplo de todo lo que, según el candidato republicano, iba mal en Estados Unidos en términos de seguridad, bajo la presidencia de Joe Biden. Según ese relato exagerado, Aurora se hallaría bajo el control de la banda criminal de origen venezolano Tren de Aragua.
Entre la mezcla habitual de bravatas y mensajes inconexos, Trump sorprendió a quienes siguen sus mítines con un nuevo anuncio. “Vamos a lanzar una campaña para concienciar de lo malas que son las drogas”, prometió. “Acaban con tu [buen] aspecto, arruinan tu piel y tus dientes”. No dijo en qué consistiría exactamente esa campaña ni cuál sería su coste, aunque sí afirmó que su Administración emplearía “un montón de dinero”, para después aclarar que no sería tanto, “comparativamente”.
Esas declaraciones recordaron a los momentos más álgidos de la guerra contra las drogas que lanzó el presidente Richard Nixon en los años setenta y que alcanzó su paroxismo en los años ochenta y noventa, con eslóganes tan famosos como el “Tan solo di no” de la primera dama Nancy Reagan.
El más ala dura del Partido Republicano lleva un par de años pidiendo que se clasifique a organizaciones como el Cártel de Sinaloa o el de Jalisco Nueva Generación como terroristas, y también aplicarles la misma medicina que probó el Estado Islámico (ISIS) en Oriente Próximo. Esos trumpistas acérrimos ven con buenos ojos ordenar ataques selectivos para descabezar esas organizaciones, por más que algo así sea completamente contrario al Derecho Internacional, y que dejaría a México en una complicada posición, como víctima de una invasión de su soberanía nacional de la que tendría difícil defenderse sin desatar una grave crisis en la región.
Los aranceles
En su discurso en Phoenix, Trump también se refirió a la llamada que mantuvo con la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, el pasado mes de noviembre. Fue después de que aquel amenazara con la imposición de tarifas del 25% a México y Canadá. En el caso del vecino del Sur, ligó esa amenaza a la demostración de que se está haciendo lo suficiente para resolver los problemas de la frontera y del narcotráfico.
Este domingo, el presidente electo definió a Sheinbaum como una “mujer encantadora”. “Fui muy duro con México. Hablé con la nueva presidenta, una mujer que fue encantadora y maravillosa, la presidenta Sheinbaum, una mujer maravillosa, pero le dije: ‘No pueden hacerle esto a nuestro país”, declaró Trump, refiriéndose al fentanilo que entra por la frontera Sur, y que en 2023 fue la sustancia responsable de unas 70.000 muertes por sobredosis. ”He informado a México que esto no puede continuar”, sentenció. “Hay muchas familias destruidas y vamos a detenerlo. No vamos a permitir que eso suceda”.
Está por ver si Sheinbaum cambiará los términos de la discusión sobre el fentanilo con Estados Unidos frente a su predecesor, que básicamente negaba que la sustancia se produjera en México. Las autoridades del país norteamericano han insistido en su argumentario en poner el foco en la demanda del país del Norte como la raíz del problema.
Entre el rosario de otros temas que tocó Trump, que convirtió su comparecencia en uno de sus clásicos mítines, con sus devaneos, sus exageraciones, sus mentiras y sus medias verdades, el presidente electo se refirió a la reciente crisis en el Capitolio que casi acaba con el cierre del Gobierno este viernes, y en la que intervino Elon Musk, el hombre más rico del planeta y uno de sus más recientes aliados. En una serie de mensajes en su red social, X, Musk tumbó un acuerdo de fraguado durante meses entre demócratas y republicanos, lo que despertó las sospechas sobre su influencia real en la Administración y en la política estadounidense y sobre un posible conflicto de egos entre estos dos milmillonarios que están estrenando su amistad.
Trump dijo que la idea de que él “ha cedido la presidencia” es pura ficción y que, aunque Musk quisiera el puesto, no podría ser: la Constitución estadounidense requiere que solo un ciudadano nacido en Estados Unidos puede aspirar a presidente. Musk nació en Sudáfrica. ”No lo será, os lo puedo garantizar”, dijo a la audiencia congregada en Phoenix. “Puedo estar seguro. ¿Saben por qué? Porque no nació aquí“
Por otra parte, Trump terció en un debate que estaba durmiente el sábado por la noche: el Canal de Panamá. Amenazó, en un mensaje en su red social, Truth, con reafirmar el control estadounidense sobre la infraestructura, y acusó al país centroamericano de cobrar tarifas excesivas por utilizar el paso, que permite a los barcos cruzar entre los océanos Pacífico y Atlántico. También advirtió que no dejaría que el canal cayera en las “manos equivocadas”, en lo que pudo leerse como una referencia la posible influencia china sobre el canal. El país asiático ni lo controla ni lo administra, aunque, según informa Reuters, una filial de CK Hutchinson Holdings, con sede en Hong Kong, gestiona dos puertos situados en las entradas caribeña y pacífica del canal, respectivamente.
Con información de Iker Seisdedos/El País