Un día antes de su primer informe, el Presidente Andrés Manuel López Obrador estuvo en la serranía poblana, no solamente para adelantar lo que diría el 1 de septiembre, sino para escribir en el aire con mayúsculas su respaldo absoluto al Gobernador Miguel Barbosa Huerta.
Andrés y Miguel, remarcaron su alianza.
Firmaron, ante las miradas de muchos, que caminarán del brazo a lo largo del pretendido cambio de régimen.
Eso no gustó a sus detractores.
Fastidió a los que han buscado y buscan implantar la anarquía en el Estado de Puebla.
Enloqueció en las redes a los detractores de la Cuarta Transformación.
La sacudida entre los malquerientes del tabasqueño se tradujo en caras largas en Palacio Nacional contrastantes con los rostros de satisfacción de los asistentes y de los que siguieron el acto político por televisión o radio.
Marcelo Ebrard y Alfonso Romo, contentos; sonrientes.
Es cierto, López Obrador generó enormes expectativas por lo que iba a decir. No defraudó; sin embargo, no hubo muchas sorpresas ni viraje en el timón; por el contrario, refrendó lo que citó en campaña y que continúa marcando su agenda: “Acabar con la corrupción e impunidad”, que el mismo calificó como la síntesis de su administración.
No se echó atrás en la cancelación del aeropuerto de Texcoco, elogiando el finiquito de todos los contratos.
Tuvo palabras afectuosas y reconocimiento al empresario Carlos Slim y al Director de la CFE Manuel Bartlett Díaz.
Festinó la reducción del huachicol en 94 por ciento, negocio que sirvió en pasados gobiernos para el enriquecimiento ilícito y el fomento a la delincuencia organizada y de cuello blanco.
Pidió a legisladores agilizar la revocación de mandato, la consulta popular y la eliminación del fuero.
Subrayó que se ha detenido la caída del petróleo, lo cual sucedió por última vez hace 14 años; hoy, hay estabilidad, y se podrá contar con 50 mil barriles diarios adicionales.
No pasó desapercibido el refrendo a fomentar los valores morales, la austeridad como forma de gobierno, una República democrática y la política social de bienestar en favor de los menos favorecidos, poniendo como ejemplo el que 10,800 familias damnificadas por el sismo del 19 de septiembre han sido atendidas y apoyadas.
No más fraudes electorales. Cárcel al que lo intente, lo practique y utilice recursos públicos o de oscura procedencia.
La entrega de apoyos directos continuará.
El respeto al Estado de Derecho, es uno de sus compromisos.
La minoría rapaz que ha robado y los que han desfalcado las arcas públicas, tendrán que responder, no como acto de venganza, sino de justicia.
Elogió a los migrantes y la fortaleza de las remesas.
Señaló enfático que cuenta con el respaldo del pueblo y de los empresarios, aunque todos sabemos que los aglutinados en torno del CCE
Se multiplicaron los aplausos.
Ahí, frente a él, los integrantes de su Gabinete, su esposa Beatriz Gutiérrez con sus hijos; la Jefa de Gobierno Claudia Sheiunbaum; Gobernadores de diferentes Partidos, entre ellos Miguel Barbosa, con quien estuvo un día antes recorriendo municipios de la sierra norte de Puebla. Ahí estuvieron también Javier Corral, de Chihuahua; Antonio Echevarría, Nayarit; Omar Fayad, Hidalgo; Jaime Rodríguez, Nuevo León; Alfredo del Mazo, Estado de México; Héctor Astudillo, Guerrero; Martín Orozco, Aguascalientes, Cuitláhuac García, Veracruz.
Los líderes legislativos, encabezados por Porfirio Muñoz Ledo, no faltaron.
Y todos reconociendo la forma de gobernar de López Obrador, dispuestos a colaborar para el engrandecimiento de la nación.
Hubo aplausos, muchos, resaltando los que surgieron por su anuncio de apoyo absoluto a grupos vulnerables, campesinos, e indígenas; así como la política de austeridad que ha permitido el ahorro de 145 mil millones de pesos.
La Cuarta Transformación apenas empieza.
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