En julio de dos mil trece, llegó a mis manos la obra de la escritora Sara Sefchovich titulada País de Mentiras, precisamente durante el gobierno de Enrique Peña Nieto y en el auge del período de los gobiernos neoliberales en México.
Dicha Obra, como lo señala la autora, es resultado de una investigación que llevó a cabo en el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, donde se desempeñó como Investigadora. “El texto está dividido en dos libros, y con toda intención está escrito en tonos narrativos diferentes y con modos argumentativos distintos, precisamente para mostrar que el engaño adquiere gran diversidad de formas y niveles”
En el primer libro se establece la existencia de la mentira en el discurso público mexicano, y en el segundo libro se explica el porqué de ella y las consecuencias que ha tenido en la sociedad mexicana.
El primer libro está a su vez dividido en tres partes. Una de ellas se refiere a las mentiras que escuchamos y vemos todos los días y con las que vivimos cotidianamente y presenta ejemplos de las muchas formas de mentir y de los muchos tipos de mentiras: desde hacer leyes, crear burocracia y firmar convenios, hasta manipular cifras e imágenes, alardear y pretender, tergiversar o dar medias verdades, minimizar, negar o silenciar hechos. Con todo eso nos quieren hacer creer que las cosas se hacen, aunque luego no sea así, y que los resultados son de otro modo que como realmente son.
Otra parte de la obra se refiere a las grandes mentiras que son de dos tipos: las que se dicen para exportación y las que nos dicen para consumo interno.
En la tercera parte se refiere a dos mentiras sobre los asuntos que en buena medida van a determinar nuestro futuro como país. Ninguna ley que se promulgue, ninguna institución que se cree, ningún convenio que se firme, ningún plan que se prepare, ninguna reforma que se emprenda, ninguna promesa que se haga, van a tener sentido sino se deja de mentir sobre ellos. Uno es la seguridad nacional, otros son los conflictos sociales. Y se refiere también a un asunto sobre el que ni siquiera hay que argumentar o demostrar nada, porque es obvio para todos los ciudadanos: la gran mentira según la cual en México es justa la impartición de justicia.
En el capitulo tres del segundo libro, la autora explica: cuales han sido las consecuencias de esa forma de funcionar, pues mentir una y otra vez, durante años y años, no ha sido impune. Ello ha llevado a la desconfianza de los ciudadanos, la falta de respeto a la ley, a las instituciones y a las autoridades, a la desmemoria colectiva, a esperar todo del gobierno, a la corrupción y a la doble moral, y, sobre todo, al desinterés y la desesperanza.
El libro se centra en el período conocido como de transición a la democracia, específicamente en el último gobierno del priismo, también último del siglo XX y el primero del triunfo de la oposición, también primero del siglo XXI.
El análisis anterior del contenido de la obra, viene a colación, por el momento que vivimos los mexicanos, en el sexto y último año del primer gobierno de izquierda en el país, donde el presidente López Obrador, siempre se pronunció como opositor en contra de los gobiernos neoliberales acostumbrados a mentir y a manipular la información para cubrir sus fallas y tratar de presentar a los ciudadanos un país que no correspondía a nuestra realidad y que por ello, hicieron de la mentira una forma cotidiana de gobernar, donde la versión oficial de los hechos de lo que ocurría en el país, sólo era utilizada para acallar la inconformidad y las injusticias que se cometían en los gobiernos, protegiendo a la clase política que gozaba de impunidad ante los actos de corrupción y abusos de poder de los partidos políticos y funcionarios gubernamentales.
Uno de los principios que sustentan a la denominada Cuarta Transformación impulsada por el gobierno de AMLO, es precisamente el no mentir; sin embargo, desde el inicio de su administración, a diario a través de su conferencia mañanera, los mexicanos sólo hemos venido escuchando, lo que el considera los otros datos de su gobierno y que la gran mayoría de las veces, no coinciden con la información dada a conocer por los medios no afines al gobierno y la que las propias dependencias de su administración dan a conocer en sus portales oficiales, ya sea de los organismos autónomos, de las Secretarías de Estado o de la Fiscalía General de la República,
De ahí que la mentira sigue siendo una práctica normal, que continúa en el actual gobierno, a la que se suma además la simulación y manipulación de la información con el objetivo de tratar de ganar la agenda pública y buscar por todos los medios justificar la actuación de las autoridades, culpando en todo momento a los gobiernos anteriores de la falta de solución a los graves problemas del país.
Con toda la información y mentiras que se han dado a conocer desde la conferencia mañanera del actual gobierno, habría material suficiente para escribir una nueva versión de la obra de Sefchovich, a la que habría que sumar el grave problema de la falta de transparencia y opacidad con la que se ha conducido la actual administración federal y el exterminio de los organismos autónomos, que ha minado el equilibrio de poderes, con la amenaza del denominado plan C para apoderarse del Poder Judicial de la federación con las reformas constitucionales anunciadas.
Por lo anterior cabe preguntarnos: ¿si hacían menos daño al país, las mentiras de los gobiernos del período neoliberal o las del gobierno actual que buscan por todos los medios seguir en el poder y tener el control de los poderes y las instituciones?
Por lo pronto, me permito desear a nuestros amables lectores un feliz año 2024 en unión de sus seres queridos.
*director fundador del Instituto de Ciencias Jurídicas de Puebla.