Lo consiguió y la perspectiva es buena, muy buena. Lo que sigue es lo que puede ser más interesante. Manuel Bartlett, siempre asociado con la polémica en la política nacional, hizo algo tan trascendente como lo permita su jefe, el presidente Andrés Manuel López Obrador. Va la razón.
¿Qué producto conocen ustedes que tenga exactamente el mismo precio que tuvo en 1994?
El precio del gas natural es de 2.20 dólares por millón de BTUs, nominalmente, el mismo que hace 25 años. Eso es equivalente a que en México la gasolina costara dos pesos por litro, como en días del sexenio de Ernesto Zedillo.
Por eso el gas natural hoy resulta tan útil para las plantas de generación de electricidad de la CFE que dirige Bartlett, también para las fábricas. Tanto como llenar hoy el tanque del carro con 120 pesos.
Pero las plantas de generación no pueden ir a “la bomba” y por ello el gas requiere de transporte vía ducto. De acuerdo con el director de la empresa eléctrica, ese servicio en nueva infraestructura costará 7 mil 500 millones de dólares y no 12 mil millones, como fue contemplado en el diseño original de los acuerdos. Dice que la CFE ahorrará 4 mil 500 millones de dólares, vaya.
Aquí escribí en julio lo siguiente: “Bartlett quiere revisar si las tarifas impuestas corresponden con la realidad del mercado o hay interpretaciones indebidas del proveedor, particularmente en las cláusulas de cargos fijos”. En defensa de ese movimiento, advertí que se trataba de un asunto de legalidad, no de simpatías, en uno de los negocios más antiguos y más duros del mundo: el de la energía. https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/jonathan-ruiz/en-defensa-de-la-jugada-de-manuel-bartlett
El acuerdo contó con la importante ayuda de un personaje que puede crecer mucho en relevancia: Miguel Santiago Reyes Hernández, cuyo puesto oficial es director de CFE Energía, la filial que comercializa combustibles.
Él forma parte del Área de Inteligencia Energética creada por Bartlett al inicio del año cuya intención es analizar justamente oportunidades para reducir costos, entre otras eficiencias.
¿De dónde viene? En su historial figura que hasta el año pasado formó parte del Observatorio de Salarios de la Universidad Iberoamericana creado bajo premisas como la de la posibilidad de aumentar dramáticamente el salario mínimo en México. Ya volveremos al tema.
En la CFE lo conocen por ser el cerebro financiero que no solo convenció a Bartlett sino a Carlos Slim y otros líderes de las mismas empresas transportistas —como la filial de IEnova, Sempra y Transcanada— de mejorar la estructura financiera de sus proyectos y conseguir ahorros para todos en la renegociación del servicio de transporte para la empresa productiva del Estado.
¿Fue conveniente el nuevo trato para las compañías privadas? Hay que esperar, pero ayer las acciones de IEnova, dirigida por Tania Ortiz Mena, se apreciaron casi 2 por ciento.
Desde el punto de vista de quien representa a todas las empresas del país, sí: “Creo que esto marca sin duda el inicio de un proceso de inversión importante en el país, todos lo estábamos esperando”, dijo ayer Carlos Salazar, presidente del Consejo Coordinador Empresarial.
Todo depende de lo que haga en adelante el jefe de Bartlett, López Obrador, y ningún político quiere que su sexenio sea marcado por una crisis económica hecha en casa.
Slim advirtió ayer que hay mil 600 proyectos de inversión. Al parecer ya vio una lista que debe hacerse pública cuanto antes. Eso sí podría alinear los astros y poner de nuevo a México en la ruta de crecimiento económico. La coyuntura apremia.