Y porque todos somos mexicanos, güeros o morenos; del norte o del sur del país, Ricardo Monreal basó su primera gran estrategia electoral en el tema de la reconciliación nacional; ya sea porque el discurso del “pueblo bueno” y los “conservadores malos” del presidente Obrador ha arrecido al punto de las marchas de uno y otro bando; o porque realmente la división detiene el crecimiento de un país tan próspero como México.
El caso es que la reconciliación nacional de Monreal no sólo quedó en un discurso nacionalista; sino que se hizo tangible este sábado con la presencia de unas 16 mil personas— a decir de los organizadores— en la Arena México, a la que llegaron grupos desde Oaxaca, Chiapas, BCS, Ciudad de México, Estado de México, Tlaxcala y Zacatecas; entre otros estados.
La gente abarrotó la Arena México en un despliegue de fuerzas, en el que colaboraron por voluntad propia y convencimiento, amigos del senador Monreal, tales como los senadores Eduardo Ramírez; Casimiro Méndez, Marybel Villegas, Nancy Sánchez, Ricardo Velázquez, Adolfo Gómez, Luevano Cantú, Eli Cervantes, Ramón Enríquez, Claudia Balderas, Rafael Espino y María Merced; legisladores que con este respaldo han roto, quizás, lazos con el inquilino de Palacio Nacional.
Del aparatoso evento mucho qué decir. Lo mismo que del discurso en que el senador zacatecano conjuntó peras con manzanas, y en un amasijo de ideas dejó en la palestra que proviene de una familia humilde, que es ejemplo de la cultura del esfuerzo y costó décadas a su familia salir de la pobreza extrema. Pero ese origen humilde le permite hoy ser humano y sensible en los social. Cualidades que se constatan claramente en el trato con el ex gobernador de Zacatecas.
Sobre un prematuro ideario de gobierno resulta relevante que los ejes de MORENA son los mismos que seguirá el aspirante presidencial en caso de lograr esa misión casi imposible de ser el abanderado del partido guinda.
Y aunque no está en el listado de los consentidos; a su favor, Monreal dice que su experiencia y serenidad lo avalan para ser digno sucesor de AMLO en 2024. Y esa serenidad es, precisamente, un elemento necesario en medio de la polarización que arrecia en México.
Y es que si bien el presidente Obrador opina sobre los “conservadores fifís” y les dice cretinos, sinvergüenzas e hipócritas y habla de una oposición –moralmente derrotada; a la vez, los grupos contras hacen su parte y arrecian la contraofensiva desde del Congreso de la Unión, los gobiernos de los estados y las alcaldías; y hasta han comenzado a tomar las calles, cuando en otro momento criticaban las marchas.
En fin, que en esa vorágine política nadie saldrá bien librado porque lo que está en juego es TODO; la presidencia de México. Por eso es lamentable que la sucesión presidencial se haya adelantado más de dos años, pues ¿quién entre los políticos quieren reconciliación? Si se trata de la declaración de guerra en busca de mantener o recuperar el territorio. Entre los políticos no hay reconciliación, hay bandos, intereses y juego perverso.
Sólo a la sociedad podría interesarle la reconciliación; siendo necesarios los tiempos de paz para el desarrollo en todas las áreas.
Así, este evento masivo de Ricardo Monreal queda ya como el punto de partida en la carrera a la presidencia de México 2024; y se aprecia que busca hacer una alianza con la sociedad civil; más allá de los políticos, dentro de los cuales se cuenta el mismo presidente López Obrador; del que comienza a marcarse una distancia, necesaria para ganar más adeptos y conservar los ya ganados.