Desde el primer día de su gestión como Presidente de la República, López Obrador retomó sus conferencias mañaneras diarias, tal como lo hacía cuando se ocupó el cargo de Jefe de gobierno de lo que se denominaba Distrito federal, hoy Ciudad de México, en un ejercicio al que los mexicanos en general no estábamos acostumbrados, debido a que la información de las actividades de los Presidentes provenían generalmente de sus equipos de comunicación o de sus funcionarios y los mensajes presidenciales sólo se transmitían o daban en cadena nacional, cuando el caso lo ameritaba y generalmente esperábamos hasta los informes de gobierno, para enterarnos a groso modo del rumbo del país y de los logros de los Presidentes, siempre bajo el formato de la denominada “información oficial” sujeta al escrutinio público y a las opiniones de los medios de comunicación y analistas en los diferentes temas, siendo muy raras las ocasiones en que la Presidencia de la República, en voz del mandatario en turno o por medio de sus voceros salieran a replicar las críticas o desmentir la información que publicaban algunos medios contrarios al régimen, en virtud de que siempre existen otros temas que llaman la atención y tiempo del Presidente
Esa era la forma de comunicar a las que nos tenían acostumbrados los expresidentes; sin embargo en el gobierno de AMLO, las cosas son totalmente distintas, debido a que la conferencia mañanera, además de marcar la agenda del día y de los temas que según la opinión del Presidente deben ocupar la atención ciudadana.
La mañanera es hoy, no sólo la tribuna desde la que se informa lo que conviene a la 4T, sino también el sitio desde donde hacen pasarela los funcionarios y se ataca y descalifica a los opositores al Presidente, ya sea que se trate de exfuncionarios de los gobiernos anteriores, políticos, empresarios, medios de comunicación y de todos aquellos que el Presidente ha bautizado como los “conservadores” a quienes califica como sus enemigos y hace blanco de sus ataques, culpándolos de los graves problemas del país y recordando todos los días que en su administración las cosas son diferentes.
A más de tres años del gobierno de AMLO, la mañanera en mi opinión, presenta un formato y discurso ya muy desgastado y que más se asemeja a un show, donde el protagonista principal es el presidente, que a pesar de haber logrado el cargo, sigue actuando como si siguiera en campaña y luchara por convencer a todos de que lo deben apoyar respaldando todas sus acciones y programas, aunque muchas de ellas sean erráticas y los programas no estén dando los resultados prometidos.
La mañanera como show, no está pensada para todos los ciudadanos de este país, sino para una parte de la población de bajos ingresos interesada en saber que nuevos anuncios o beneficios les dará a conocer el Presidente, haciendo a un lado los temas como el crecimiento de la pobreza, la impunidad, los altos índices de la delincuencia, la corrupción que presenta pobres resultados y la inflación mayor que padecemos los mexicanos en los últimos treinta años; todos esos temas, no son prioritarios en las conferencias mañaneras; es decir, el ejercicio está diseñado sólo para el lucimiento del Presidente para hacer crecer su popularidad y desde ahí atacar y descalificar a sus opositores, como si viviéramos en forma permanente en elecciones.
Los tres últimos fracasos del presidente en la Consulta ciudadana para enjuiciar a los expresidentes, la baja participación en la revocación de mandato y finalmente el rechazo a la aprobación de la reforma eléctrica, reflejan en los dos primeros, que la población tiene otros asuntos que les preocupan y ocupan en lo que va la administración de AMLO, que los anuncios y polarización que se promueve diariamente contra los enemigos de la 4T. En el rechazo por el Congreso a la reforma eléctrica, se dejó constancia, que la oposición se ha reagrupado y que de ahora en adelante, no le queda de otra al Presidente más que dejar a un lado las imposiciones y autoritarismo y buscar la negociación política, si es que quiere seguir adelante con sus proyectos.
Con las últimas declaraciones del Presidente y el hecho de echar a andar las aspiraciones de quienes el considera pueden sucederlo en 2024, dio el banderazo de salida a un proceso, que aunque se ve un tanto lejano, le permite seguir haciendo campaña, ahora por quién lo llegará a suceder en 2024, es claro que en este proceso, quién menos poder de decisión tiene es MORENA sus grupos, que se han ido desgastando y dividiendo en todo el país y que sin AMLO en la boleta, tendrán ante sí, el reto de unificarse para trabajar en favor de quién ordene el presidente. Así que los próximos meses, nuestro país toda su atención y esfuerzos estarán en la promoción y los ataques a los opositores se recrudecerán para alcanzar los votos necesarios para el triunfo de su candidato (a), así que los grandes problemas del país, seguirán esperando para ser solucionados.