Por: Diego Santacruz
¿Quién es el osado o ingenuo que se atreve a poner en duda que la concesión de Teléfonos de México a Carlos Slim será respetada por el Presidente Andrés Manuel López Obrador y el Gobierno de la llamada Cuarta Transformación?
¿Y el agua potable?, pregunta la gente, que fue una promesa de retirar los beneficios a empresas privadas.
El Presidente está en desacuerdo con la política privatizadora, haya o no anomalías en el manejo de las concesiones. ¿Entonces?
Carlos Slim, recibió del Gobierno de Carlos Salinas de Gortari la concesión en 1990 y en 2016, durante el mandato de Enrique Peña Nieto, fue ratificada por el Instituto Federal de Telecomunicaciones por 30 años, plazo que habrá de empezar el 11 de marzo de 2026, por lo que concluirá el acuerdo hasta 2056.
Ironías de la vida: Dos de los ex Presidentes más corruptos en la historia de México, de acuerdo a López Obrador y la 4T, se regocijan.
El IFT, órgano autónomo, ha dicho que López Obrador no puede revisar en 2023 la funcionalidad de TELMEX ni puede meter las manos en la revocación del acuerdo, tomando en consideración la reforma constitucional.
La pregunta es: ¿Desde cuándo el Presidente López Obrador no puede modificar la reforma con una contrarreforma constitucional?
¿Leyes de acuerdo al cliente?
¿Justicia selectiva?
La realidad dice que Carlos Slim es cuate del nuevo régimen que se instala para su consolidación en México; es aliado del Presidente y los intereses son muchos.
El caso del agua potable es un asunto semejante. Hay que aprenderse el nombre de los concesionarios.
En el Estado Puebla, Concesiones Integrales o Aguas de Puebla, hacen lo que quieren cobrando tarifas altas y cerrando drenajes a personas que no pagan. El Gobierno estatal y el Congreso local respetan los acuerdos del corrupto morenovallismo. A nivel nacional, es la misma gata, nada más que revolcada.
POSDATA: Pórtese bien, no critique, no vaya en contra del poder y sus pecados le serán perdonados ganando indulgencias.