Por: Miguel Ángel García Muñoz
El twitero Aldo Aldrete, sacó de sus casillas al Presidente Andrés Manuel López Obrador y a sus seguidores, asumiendo como propio lo impropio.
¿Por qué adjudicarse un texto que no dice nombres de personas?
¿Por qué hacer caso a alguien que oculta su identidad verdadera?
Este tipo de acciones se ven por miles todos los días en las redes en contra de los más variados personajes.
Nadie sabe si existe Aldo Aldrete, si en verdad es investigador y vive en Washington. Es un hecho que no pertenece al CONACyT ni al Sistema Nacional de Investigadores.
López Obrador se sintió aludido, al igual que su esposa Beatriz Gutiérrez Müller.
“Ofende a Beatriz y me ofende a mí”, dijo en su tempranera del 24 de septiembre.
Circularon otros twitter defendiendo a la pareja presidencial, exigiendo respeto para todas las mujeres.
El Periodista y Escritor mexicano, especializado en política y medios de comunicación masiva, Jenaro Villamil, levantó su voz de indignación, señalando que toda mujer merece respeto y consideración.
Justo es su razonamiento.
Por supuesto que en esto coincido con Villamil.
En lo que no estoy de acuerdo es en su doble discurso que lo hace caer en la inmoralidad, pues fue uno de los que criticó con furia a Angélica Rivera, esposa de Enrique Peña Nieto, llamándola “Gaviota” y “Coyota”. Los twitters de su campaña existen. Muchos como él cayeron en la misma estupidez que hoy critican.