Por: Roderick García Ramírez
Aires de paz y tranquilidad se respiran en la BUAP; de redoblar esfuerzos a favor de la academia e investigación; de austeridad razonable que no obstaculice el desarrollo educativo y de convivencia; de respeto con los diferentes órdenes de gobierno; de lucha constante por la preservación de la autonomía universitaria; de integración de todas las corrientes de pensamiento con la sensatez debida; de consolidar los espacios y reconocimiento nacional e internacional.
No es para menos hacer énfasis en estos rubros que quedan enmarcados al asumir el cargo de primera Rectora de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, la Doctora Lilia Cedillo Ramírez, quien rindió protesta ante el Consejo Universitario en sesión restringida por la pandemia, pero que pudo ser seguida en redes sociales, radio y por el canal de la BUAP.
Llega con el respeto de una mujer talentosa que ha entregado 39 años al servicio de la máxima casa de estudios. La aceptación es unánime, merced a un triunfo aplastante en la elección. Su discurso estuvo ausente de triunfalismos estériles, por el contrario, hizo énfasis en la creación de nuevos liderazgos en la academia y entre los estudiantes; habrá inclusión, pues los talentos existen de ayer, hoy y los que empiezan a despuntar.
No escapó mencionar que trabajará de inmediato para la renovación del Consejo Universitario y de la integración de su Plan de Desarrollo que tomará en cuenta la opinión de todos.
Merece un aplauso el que haya dicho que todos los estudiantes que han perdido a un familiar por el terrible Coronavirus, quedarán exentos de cualquier pago desde el proceso de inscripción hasta la titulación.
Habrá una línea telefónica las 24 horas para atender a los universitarios.
La unidad será fundamental en esta nueva tarea. Hizo un llamado a concertarla y preservarla contra cualquier embate.
No podía pasar por alto el reconocimiento al Maestro Alfonso Esparza Ortiz, quien hizo una buena labor enalteciendo el nombre de la BUAP; le dio lustre. Por sobre cualquier error que pudo cometer como ser humano, sus logros merecen consideración distinguida.
Ni hablar.
Terminó una era y empieza otra de esperanza en que el mañana será mejor.
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